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CORRESPONDENCIA

He revisado mis cartas, aquellas cartas que se mantienen firmes bajo un sobre, esas cartas que puedes releer después de tiempo y volver a sonreír, y recordar ciertos pasajes de la vida.
La primera carta que recibí fue de mi tía, cuando ella se encontraba estudiando en Chile, en esa temporada apenas tenía ocho años, me encantaba recibir cartas especialmente para mi, desde ese instante supe que nunca las dejaría. Me encanta las cartas, las notas, las postales, todo que tenga que ser un envío físico y palpapble.
La siguiente carta, vendría cuando tenía trece años, y decidí escribirle a Alejandro Sanz, pero creo que anoté mal la dirección, es decir, no fue a parar directamente para el domicilio de Alejandro Sanz, sino para la casa disquera, y hasta le pedí que me obsequiaran el nuevo disco Más, nunca tuve respuesta, entonces lo di por perdido.
En los años siguientes, en mi fresca adolescencia, solía comprar revistas Tú, y no es que le haga publicidad, pero en verdad me parece una buena revista juvenil. Al final de las hojas de la revista, había una sección de amigos por correspondencia, colocaban sus direcciones para que le escribieran, entonces decidí escribir a unos cuantos, no muchos tampoco, esperando también hacer amigos en el exterior, pero no tuve éxito en respuesta.
En el colegio, he jugado al amigo secreto, y para variar, mi amiga secreta muy rara vez me escribía, casi nunca recibía correspondencia, en algún momento me he preguntado a mi misma, por qué me sucede siempre esto a mi, acaso esperaré algo a cambio, y es que estábamos jugando al amigo secreto, por supuesto que esperaba algo a cambio, aunque sea una nota, al fin y al cabo acordemos eso. Descubrí quien era mi amiga secreta, y entendí que a que las justas podía ponerse al día con sus cursos.
A los diecinueve años de edad, hice mi primer retiro ejistico cristiano, católico, apostólico y con todos los nombres habidos y por haber, en esos dos días de retiro no pensé que sería tan bueno. En cada momento del descanso, me mandaban una especie de pequeños regalitos, y en realidad era sorprendente para mi, habían algunos que no contenían nombre, pero si un pequeño poema de amor, y firmado por un anónimo. El último día, recibí inesperadamente un centenar de cartas, manifestándome su amistad, y dándome la bienvenida, entre ellas estaban dos cartas las de mis padres, que emocionante fue todo eso para mi, que buenos detalles, en cada uno de sus propias letras.
Una amiga mía, estudiaba en Cuba, medicina, decidí escribirle saber de ella. A los pocos meses recibía carta de ella, también sabia como estaba, no los contábamos todo por cartas, y aunque su comunicación era dificil, por la poca comunicación del país, pues no perdimos el contacto, ahora ya terminó la universidad y está de regreso en el país.
Después de algunos cuantos años, ya no he vuelto a escribir a puño y letra, salvo este año, que soñé con Isabel Allende, en mi sueño me vi, como si estuviera en una facultad de alguna universidad, exactamente en un corredor, y allí estaba ella, me acerco, y de mi emoción no le dije nada, ella se veía muy presta para escucharme, y me pareció tan buena persona. Una vez que desperté de mi sueño, quedé prendida tres días pensando en ese sueño y sobre todo en ella, así averigué lo que tuve que averiguar, y le escribí en puño y letra, expresando mi sueño y la felicidad que tengo al escribirle y por supuesto de haber leído sus libros. A las dos semanas de enviarle la carta, con destino a California, veo un sobre tirado en el jardín, pensé que tal vez era una invitación para algún matrimonio, pero recordé la misiva de Isabel, y efectivamente era de San Francisco, y volví hacer niña en pocos segundos, cuando mi tía solía enviarme cartas, que emocionante fue ese día para mí, al abrir la carta, apareció una tarjeta y dentro estaba una foto de ella firmada con plumón de tinta indeleble y en la tarjeta decía mi nombre y lo agradecida que estaba por escribirle. La alegría aun sigue recorriendo mis venas.
Entonces, he vuelto a suspirar en la correspondencia fisica, por lo que me he propuesto próximamente escribirle a mi escritor favorito J.J Benitez, quien se encuentra en España, sólo espero tener la misma suerte como la tuve con Isabel Allende.



Comentarios

  1. Merche Fdez: Hace poco releí cartas que me enviaba una amiga del colegio que a los 13 años regresó a su ciudad natal. Sentí un no sé qué, algo que hacía tiempo no sentía... Aquella ilusión de recibir la carta esperada, abrir el buzón con esperanza de encontrarla. Ver la letra de una persona que aprecias y echas de menos te acerca a ella, como si la pudieras tocar y oler. Es algo que no se siente cuando la recibimos a ahora por la red. Cierto que la recibimos el momento y nos acerca, pero la magia de la escritura no tiene sustituta.

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    Respuestas
    1. Así es Merche, no hay sustituta para la carta física, espero que pronto puedas retomar aquella sorpresa de ver por debajo de tu puerta las cartas que tanto anhelamos. Un abrazo.

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  2. Jill no sabía que tenías un blog... te felicito!
    Sheyla Arones.

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