R ecuerdos de algodón, así lo llamo yo. Aquellos recuerdos de fotos color amarillo-verdoso, recuerdos lindos que ennudecen mi garganta de felicidad. Mi infancia, mi inquietante y sonriente infancia del quien fue fiel testigo, mi papá. El me llevaba al parque todas las tardes o no cuantas veces a las semanas, pero para mí era todos los días, resbaladeros, sube y baja, columpios y entre otros. El me llevaba menudas tardes al parquea que yo pueda disfrutar de mi niñez, tal vez yo no lo entendía pero el también disfrutaba viéndome sonreír, jugar con él, tomándome fotos. El me enseñó a mi temprana edad a subir el resbaladero de dos metros de altura por mí misma, me enseñó a no tener miedo a las alturas, me enseñó a reír de los problemas y sobre todo me dejó constancia que él estaría allí abajo esperándome con los brazos bien abiertos para abrazarme y cuidarme como siempre lo ha hecho. Me enseño también a montar una bicicleta y manejarla por mí misma, él tuvo un sueño dorado ...