V i sus fotos en su perfil, no pude verle bien, tuve una pequeña corazonada de que ella era. Sí, era ella, no tenía ninguna duda, pero mi mente me frenó una vez más, por lo que no sabía como escribirle y presentarme oportunamente. Diana, se encontraba enamorada, muy enamorada, era una mujer atractiva, cautivadora y de mirada fulminante, de sentimientos nobles, tímidos y sinceros. Se enamoró del hombre equivocado sabiéndolo, aun así decidió arriesgar y darle la vuelta a sus sentimientos. Ella, era profesora y enseñaba literatura en un colegio mixto. La veces que tenia libre, Luciano, iba por ella a recogerla. Ambos eran cómplices de un gran amor en secreto. Ambos lo sabían, ellos se conocían a la perfección. Estando una vez más al frente de la pantalla de mi ordenador, revisé mis mensajes, vi uno de ella. Sí, de ella, y me parecía tan increíble como cierto, me leyó la mente. Fue ella quien tomó el primer pasó de escribirme y presentarse, como también me pareció extraño. G...