Por allá en los siglos XVIII antes de Jesuscristo, en aquel lugar desértico, donde no reinaba la ciencia en su esplendor; se encontraba el antiguo Egipto con su abrazador sol que custodiaba las espaldas de los esclavos en sus labores de campo, aquel cielo azul donde mas tarde se tornaría rojizo cual tinta de sangre que era símbolo de estoicas batallas, muertes y desafíos de grandes faraones, allí gobernaba el faraón Aye, del cual se imponía respeto ante cualquier persona o bestia que se cruzara por su vista. Aye tenia varios títulos por ser muy responsable y cumplir las leyes según sus preceptos y fue uno de los primeros y grandes jefes de los rejit -su pueblo-; todo un hacedor de la justicia del cual fue heredado geneticamente a su hija Neferu, ella una muchacha aun joven de corazón noble, con la piel maltratada y cuarteada por el sofocante sol, de cálida e imponente mirada proclama a los mil vientos que ella será que hablar por siglos de siglos quién la viera el mundo se arr...