F ui a visitarla la semana que pasó, no tenía grandes ganas de verla, pero me entró la reflexión navideña, puesto que también le había prometido que la visitaría, ya se acerca el año nuevo, no es justo que espere tanto mi visita, me dije. La llamé, reconoció con euforia mi voz, programamos fecha y hora de encuentro en su casa, como siempre en realidad, nunca hemos ido a otra parte que no fuera su casa. Me había dado cuenta que hacía medio año que no nos veíamos, que asombrada me quedé parcialmente. Al estar en su casa, me recibió como siempre, con un fuerte abrazo, tomé asiento en la misma poltrona verde oscuro, me miró y quería noticias mías, puesto que meses atrás me propuse ser recatada con mis pensamientos, o no, en realidad no tuve mucho que contarle, todo fue muy puntual, y entrecejada, no esperando una respuesta tan tajante, quizá hacerme cambiar de opinión, una vez mas le di una moraleja de vida, hasta que me cambió de tema, y saltó a los gatos, los gatos me dije. Los m...