A él lo conocí por casualidades de la vida, de esos inesperados momentos en que uno se encuentra deshojando margaritas, tal vez estaba en mi destino conocerlo o quien sabe el destino travieso y aventurero quiso que escribiera estas lineas, como buena escritora que soy. Lo conocí en una cafetería, cuando no supe que eligir y de pronto surgió una conversación repentina con aquel hombre de al lado mio, -te recomiendo un café moka, te va a encantar, no vas a tener pierde-. Sentencio con tal orgullo que se le achinaron sus ojos, eso me cautivó respondiendole con una amable sonrisa del cual terminé aceptando. -También te recomendaría unas galletitas de chocolate que le darán un toque especial- comentó para sus adentros esbozando una deliciosa sonrisa e inclinando su mirada en mi. Le reté que la compartiéramos juntos, él no tenía prisa y yo tampoco. Sin querer ambos pasamos dos horas sentados en aquel café conversando deliciosamente de nuestros propios destinos y locas aventuras. Me dio su n...