Miau, miau, mírame tía Jill, si o no que me parezco a un minino me dice Rafita de mirada inocente. Le sonrío cruzando las miradas de complicidad y muy divertida le respondo: “no hay duda que tienes la ñata del gatito”. Impresionada por mi respuesta va corriendo donde su hermanita y muy alegre y efusiva casi gritando “tengo la nariz de un gatito, toca”. Rafaela y Gabriela, son mis sobrinas hijas de mi prima hermana. Mi cariño y amor hacia ellas es leal y desmedido. Las he visto y las veo crecer, sé que pronto me alcanzará la nostalgia. Mientras tanto toda vivencia lo mantengo congelado en una fotografía o video. Gabriela, la menor de mis sobrinas, es una niña coqueta, mimosa, llorona cuando quiere, arriesgada, impulsiva, flexible y le gusta bailar y sobre todo llevarse a la boca las plastilinas cual chicle. Sobre todo es una bailarina en potencia, ha nacido para el baile. Mientras que su hermana la mayor, Rafaela, es una niña refugiada de amor y ternura, inocente como ella mi...