R ecuerdo mucho a verme deslizado sobre las piernas de mi madre una y otra vez, lo bauticé mentalmente como mi resbaladero, las veces que estábamos en la cama, ella solía recoger sus piernas, para yo levantarme, sentarme sobre sus rodillas y finalmente descender con una picara sonrisa. De estos grandiosos e inolvidables recuerdos los tengo clavados cual flashback que vienen a mi cabeza, como cuando huelo el olorcito a queque de vainilla y canela, me deja con el pecho hinchado y el corazón nostálgico. Mamá y yo, como todas las mañanas me llevaba al kinder en bicicleta, mientras íbamos montadas andando, también cantábamos y mucho, dentro de nuestro repertorio de música estaba, La flor de la canela de Chabuca Granda , y la cantábamos a flor de piel, con coros y bajos incluidos, como otras canciones de Yola Polastri, y de Javier Solís que tanto recuerdo sobre todo este último. Al terminar mis clases de mediodía, siempre la esperaba en la recepción del colegio, ahí la veía, acompañada de...