El palacio se ensalzaba de deleitosos banquetes y con decoraciones pomposas, exclusivamente para los títulos de una dinastía. Las esclavas se dedicaban a las ofrendas y otras a la ornamentación personal de la princesa Neferu en donde la estaban bañando con agua de romero, aceites y otras esencias para el buen júbilo. Después de terminar el baño continuaron con el atuendo netamente de seda y lino, tejida dándole la apariencia de una red, cubierta en la cabeza, cuello manos y brazos de oro como amuleto protector, luego seguía el pintado de los ojos con henna, lo usaban para engrandecer el tamaño de los ojos, moda y elegancia que destacaban a los Egipcios de aquella época.
Una vez lista Neferu, dio un giro observándose todo lo que llevaba puesto, palpándose su frágil cuerpo, desde su cuello fue bajando suavemente hasta sus pequeños pechos, acariciándose la cintura hasta llegar hasta el vientre de la fertilidad, pensando que ese día se sembraría algo más frutos ahí dentro.
Las mujeres formaron un circulo y saltaron, danzaron todas diciendo palabras extrañas, conformaban parte de un rito matrimonial, no sólo para la vida larga y eterna de los esposos sino para que reine un pueblo mejor. Salieron escoltando a la princesa danzando y cantando canciones agudas, en donde la esperaban celebridades de otras ciudades, ahí estaba su incesto primo Akenaton, otorgándole una piedra preciosa, sin embargo la felicidad en ambos no estaba, él por su parte su mirada reflejaba seriedad mortal y en ella su incomparable mirada justa y cálida a pesar de todo esto había un cierto acercamiento pero no atracción, mientras se iniciaba el enlace, la mirada de ella se notaba perdida, llena de insatisfacción a pesar de su monumental belleza, no se imaginaba que desde ese mismo día su vida daría un giro triunfador que la mantendría en pie siglos de siglos.
Al terminar dicho evento entre bambalinas y banquetes, ambos se retiraron como es la costumbre a sus aposentos conyugales, ella ahí quieta sin pronunciar palabra alguna, y él mirándola cual hiena sin parpadeo alguno queriendo de una vez por todas degustar su carne que desde ya se le hacia agua a la boca, tanta fue su ansiedad que se lanzó encima de ella, tocándole su inocente cuerpo, llevándola contra la pared para hacerla suya, levantandole el vestido, recorriendo sus pechos con sus manos, ahí arrinconada estaba ella sin titubeos, sólo se dejaba llevar porque es consciente que es parte de la costumbre, los dolores que le producían aquel escombro sexual se los callaba y guardaba, sabia que tenia que satisfacerle a su esposo, sin medida alguna él la despojo de su ropa y con la fuerza se desprendió el collar de oro que llevaba puesto, incontrolablemente la tocaba con indecentes movimientos que hizo que la llevara a la excitación sin pronunciar vocal alguna, miró hacia un lado donde se dio cuenta que alguien la observaba tras bambalina y notó que era una esclava, ésta se dio cuenta que ha sido observada y desapareció del escenario carnal.
Al año siguiente Akenaton fue nombrado faraón y se proclamaba la llegada del primogénito de Neferu y Akenaton, era un año de mucha dicha donde la fiesta duro más de dos semanas.
Al pasar los años llegaron a tener seis hijas de los cuales para el faraón era una señal de mala suerte es por ello que llegó a casarse con otras mujeres y tener más hijos pero aun así el era insatisfecho por ser ella la primera esposa no tuvo hijos varones.
Mientras que la vida intima de Neferu era infeliz, ella trataba de dedicarse en otras cosas como en la política y religión, obteniendo papeles principales de mujer emblemática y el apoyo de su pueblo.
Su voz de mandato, con la mirada cálida y en el alto, sus influencias marcaban la diferencia de soluciones de batallas, ayudaba a las contiendas de soldados, a los deberes de los soldados y hasta enseñaba a los hijos de las esclavas a escribir de cierta manera a escondidas sin que el Akenaton se entere, porque para él sería más que demasiado, su enojo incrementaría más de lo que ya tiene, porque de tan sola verla le ocasionaba un cierto recelo por su fortaleza y hasta quizás por su belleza comparada con sus otras mujeres, Neferu resaltaba entre todas las mujeres de su pueblo. Pero su orgullo de hombre era más grande y mandó a avisarles a sus soldados de confianza, que si ven a su hemet -esposa-; haciendo cosas indebidas más de la que ya está, la traigan ante sus pies.
Neferu aun no sabía lo que llegaba. A escondidas se dedicaba a enseñar a los hijos de los esclavos, prohibido totalmente que un hijo de esclavo tenga esas atribuciones de enseñanza, sólo los nobles de la dinastía tienen esos derechos.
Allí estaba ella en un pequeño cuarto donde se juntaba con algunos niños, alguien la observaba de lejos y dio la voz al Jefe de guardia, este vino con todo su ejercito y tiró todo lo que había allí, los niños salieron despavoridos y ella fue llevada a rastras a los pies del faraón.
Akenaton la miró con menosprecio, no hizo más que contemplarla y decirle que se había tomado muy enserio su gobierno pero no le servia, a pesar de ser una mujer valiente no pudo darle un hijo varón del cual le fue una decepción tremenda y con esto de enseñar a hijos de nefastos, fue ira de sus Dioses.
Por ser tan generoso Akenaton no la llevó a muerto y sólo la desterró, la expulsó de su palacio sin nada y es así como Neferu al dejar su palacio e hijas, va recorriendo el desierto, buscando algún lugar donde pueda quedarse, pidiendo clemencia ante sus Dioses, cuestionandole el por qué de esto, al no encontrar respuesta se proclamó un cambio y justicia absoluto a todo esto.
El calor del desierto estaba insaciable y Neferu ya llevaba dos días sin alimentos, hasta que de lejos ve que alguien viene, un humilde y fuerte guerrero le da el alcance al verla casi moribunda la levanta en brazos y la sube a su apaciguado camello, la lleva hacia su pueblo en Tebas.
Neferu al despertar se encuentra en un lugar muy tranquilo, llena de cómodo reposo, unas esclavas le dan agua y algunas frutas, ella las recibe con placer y generosidad reflejada en su mirada.
El humilde guerrero entra y la ve de buen semblante, se presenta con el nombre de Aton, ella queda fascinada ante él, ambos conversaron de su pueblo, al poco tiempo Neferu y Aton tienen encuentros amorosos, esos encuentros de visita antes de medianoche, donde ambos sentían sus carnes, aquellas mordidas placenteras, de excitaciones guerreras, Neferu lo sentía, sentía que se había enamorado y Aton también lo sentía de un y mil maneras más, porque todas sus noches eran diferentes.
La inocencia de Neferu se convirtió en fuego carnal que hacia escocer desde sus entrañas con mordidas inquietantes por la espalda.
Al poco tiempo ambos se casaron, hicieron un pequeño y sencillo ritual. Neferu con su sencillez y doctrina política abolió la religión politeista y dictó la religión de un solo Dios, a Ra - el Dios sol- donde mandan a construir ocho templos en honor a este, y se prohíbe colgar animales en las paredes como símbolo de adoración.
Al llegar todo esto a oídos de Akenaton fue en búsqueda de Neferu, para él fue más que un desafío y castigo de Dioses, al llegar se encuentra con Aton y quien alguna vez fue su hemet, entablan más que una simple conversación y lo sentencia a una batalla sacramental con el fin desterrarlos al más allá
En Tebas se producieron a las pocas semanas grandes acontecimientos, revueltas entre los soldados de Akenaton y Aton, fueron más los soldados del Faraón que hizo que ganaran la batalla.
Aton y Neferu deciden marcharse ya que su pueblo les dio la espalda, y se trasladan río abajo, donde fundan El-Till-El Armana-; en nombre de la armada y su Dios que lo conformaban.
Con el tiempo se terminan calles, zonas verdes, grandes palacios y al centro el templo para el Dios Ra, al poco tiempo en conseguir una mayoría de fieles creyentes, Aton recibe una gran noticia, Neferu se encontraba en toda su preñez fértil, mientras que el pueblo festejaba entre danzas y banquetes.
Llego a celosos oídos del Faraón, y supo desde ese día que ese infeliz y bastardo hijo sería el hijo que tanto buscaba en ella, sus ojos le palpitaban de ira e inmediatamente mandó a llamar a sus fieles soldados para armar una cuartada.
Al momento que Neferu diera a luz a su hijo, los soldados de Akenaton, se encontraban escondidos esperando la señal de nacimiento, Aton por su parte se encontraba en otro pueblo organizando contiendas.
Neferu presentía algo pero no sabia que era, su presentimiento no era buena señal, al momento del alumbramiento, destaca una sonrisa porque es varón y se dijo asimisma que su Dios Ra, le había recompensado de la mejor manera e iluminase el camino de su único hijo varón, en ese instante escucha unos forcejeos, donde entraron los soldados de Akenaton, las esclavas no podían hacer nada, vieron al niño y uno de ellos lo cargo en brazos, mientras que Neferu fue arrastrada con sus dolores de parto afuera; los soldados del palacio estaban por otra parte y no se dieron cuenta de lo sucedido hasta que después entre los griteríos de las esclavas se dan cuenta de dicho suceso, fueron tras su búsqueda, pero fue en vano.
Aton regresa furioso con ganas de matar a Akenaton por haber raptado a su hemet e hijo, pero a pesar de las contiendas y las sofocantes guerras constantes no pudo hacer nada, su justicia jamás fue resuelta y el gobierno estaba ya en decadencia.
Neferu fue llevada a un lugar desértico, la enterraron viva, mientras que de su hijo no se supo nada. Mientras que ella descansa su belleza sigue siendo legendaria, mientras ella descansa aun la siguen buscando siglos tras siglos, mientras ella... Neferu sigue siendo leyenda.
Comentarios
Publicar un comentario