"...hay gente que no consigues olvidar jamás no importa el tiempo que eso dure" A.Sanz
Conocí a José Luís por medio del Facebook, hace tres años atrás. Sin querer lo agregué de una lista amigos de una persona del cual desconozco. Sinceramente llamó mi atención, su foto de perfil, su mirada, la forma como sostenía la copa de champagne, lo apuesto que se veía. Dudé en agregarlo, le envié una invitación. Me aceptó, nos mandábamos mensajes a diarios, a saber de nosotros poco a poco ganamos confianza amical. De ahí en adelante no lo me esperaba, él me invitó a su cumpleaños. Yo viajé. Llegué a su casa. Ahí fue como nos conocimos en persona. No nos esperábamos conocernos de tal manera. Hice amistad con algunos amigos suyos. La pasé muy bien. Realmente todo esto hizo que floreciera en mí una ilusión confundiéndose con el amor. Quizás en él también generó una cierta inquietud hacia mí. A esto le llamo tener un romance.
Mis amigas de la oficina sabían todo lo que pasaba día tras día con este incierto romance. Cada vez que llegaba a mi escritorio lo primero que revisaba era mi mensajería.
30 de noviembre de 2008
EL: Hola, ¿de dónde nos conocemos?, que tengas una excelente semana.
01 de diciembre de 2008
YO: Hola sorry te anexé de curiosa, te molesta?... bueno ahí todo bien, que tengas buen día!
01 de diciembre de 2008
EL: Hola Jilka, no no, no me molesta para nada, veo que eres de Ica, vives ahí?, o estás en Lima?, te contaré que esta semana estoy que veo la posibilidad de traer a mi hermano que vive en Colombia para el cumple de mi papá que es este sábado, pero es todo un tema, que la compra por internet, etc etc, espero realmente poder traerlo, bueno a ver si me cuentas algo de ti ok, un abrazo conversamos bye.
02 de diciembre de 2008
YO: Hola José!...Bueno si vivo en Ica por ahora, quizás el destino haga que vaya a otra parte, no lo sé!... Y pues todo súper tranquilo, trabajando, estudiando y esperando que llegue el año nuevo. Por cierto a que te dedicas?...Nos vemos, bye.
03 de diciembre de 2008
EL: hola, yo soy ingeniero textil y trabajo en la empresa corporación rey, la de los cierres, termine la universidad el 2005, en la UNI, soy el último de 3 hermanos y una hermana, actualmente vivo sólo con mis padres, el resto de familia está fuera del país, me encanta la música, el cine, hacer ejercicio aunque ahora este un tanto subido d peso, voy al gym, estudio inglés y portugués, asu, etc etc uff, ya suficiente, ahora cuéntame de ti, un abrazo a la distancia, conversamos bye.
04 de diciembre de 2008
YO: lástima que la familia a veces se tenga que separar... bueno es parte de la vida!... a ver te cuento de mí, Me llamo Jill, actualmente estudio Contabilidad estoy en el octavo ciclo y pues para el 2009 ya estoy egresando de la Universidad (que emoción!) y bueno paralelamente estoy trabajando.
11 de diciembre de 2008
EL: Hola flaca, te cuento que hoy di mi examen parcial del inglés, maso para bien jeje, estoy cansado, con lo del ingles y entre semana tengo clases de baile, bueno de danza jaajaj, de verdad, por ser fin d año en la empresa donde estoy, están organizado un almuerzo con todos los trabajadores y empleados y por tal motivos habrán presentaciones de danzas peruanas con gente d la empresa, me convocaron para participar jejeje, voy a bailar marinera, ya saco esta listo el baile falta la parte final. Que planes para el fin de semana, un beso bye.
Estos mensajes eran de todos los días, llegaron a durar algunos meses, cuando le propuse que viniera a conocer mi ciudad. Y así fue. Él vino a conocer mi ciudad sólo por tres días y quien sabe, también a verme.
Es ahí donde yo le llamo el efecto mariposa que ocasionó en mí ser. Ese efecto que se siente como cosquilleo en el estómago y poco a poco va subiendo le lentamente en el corazón y termina equilibrando la razón. Después el efecto se te va. Y todo vuelve a ser como antes.
1er día
Llegó el gran día, lo fui a recoger. Inmediatamente lo reconocí, ahí estaba él esperándome, llevaba unos lentes de carey, ¡que bien le quedaban!. Unos jeans azul acero, con un polo amarillo y zapatillas deportivas. Nos saludamos con un fuerte abrazo.
Lo hospedé en la casa de una muy buena amiga mía, quien tiene un cuarto con una pequeña salita independiente de la casa. Luego que dejó su equipaje, fuimos a almorzar. Pedimos la carta. Reímos tanto, yo diría que a carcajadas, el resto de los comensales nos miraban sonrientes. Para nosotros era como si nadie existiese en ese momento. Terminamos de almorzar, no teníamos cambio así que llevaba conmigo unas monedas de chocolate envueltas de papel dorado, se lo dejé al mozo por haber sido gentil con nosotros. Sonreímos.
Salimos del restaurante, me dijo que quería ver un medico, tenía el pie lastimado y no sabía por qué, que quizás haya sido por haber corrido un día antes. Fuimos al hospital a sacarse placas. Todo salió perfecto, sólo era dolor muscular. Ya era de noche, fuimos a comer algo ligero, a conversar un poco más. Regresamos a la casa. Prendimos la tele y conversamos más de nosotros de nuestra niñez, de los dulces que comíamos, de la música, los estudios, de los juegos, de los amigos del colegio, en fin, teníamos cosas en común. Me alegré. El efecto mariposa estaba acentuándose más en mí y quizás en él también. Ese momento fue perfecto, fue mágico, fue solo de los dos, y así pasaron las horas, nunca vimos nada en la televisión. Veo la hora y era la 1:30am, no quería irme pero algo muy dentro de mí me alarmaba que ya era hora de despedirme. Me levanto del sofá y prendo el estéreo, hago un ligero movimiento con mi cuerpo y manos. Él se admira, se levanta del mueble, me toma de la mano y la cintura. Bailamos, un par de canciones sueltas. Me mira a los ojos, con esa mirada enamorada pero a la vez de hombre empedernido, mi notoria mirada lo decía todo, mi reveladora sonrisa que no tenía como ocultarse, mi yo estaba poseído no tenia como escaparme si todo aquello me encantaba. No quería irme de ahí, de él, de sus brazos.
Despierto del encanto. Veo la hora, 2:15am. Me voy le dije. Me acompañó a tomar taxi.
2do Día
En la mañana paso por él, para irnos a conocer algunos lugares céntricos. Ya era hora del almuerzo. Fuimos a un restaurante cerca, le agradó la comida. Quedamos en ir hacer tubulares por la tarde. Hicimos tiempo caminando y caminando llegamos a un centro recreativo. No teníamos a donde más ir, sólo hacer tiempo nada más. Nos sentamos en unas bancas que tenia por sombra unas ramas de uva. Me dijo que estaba cansado y quería dormir un poco. Vi una banca libre al frente y le digo con ironía, ve y recuéstate ahí. Su rostro exclamó impresión y certeza. Se recostó en la misma banca donde estuvimos sentados, apoyando su cabeza en mi regazo. No sabía qué hacer, entré en pánico. Lo mire, recostado tan cerca de mí, le acaricie la cabeza pasando mis dedos entre sus cabellos. Todo el rato me la pase así. Tenía unas ganas tremendas de besarle la frente pero me contuve, -nunca había sentido una cosa así por nadie, hasta en ese momento. Me nacía-. Sentí frio a pesar que había sol. Siento frio le digo y él preocupado estaba a punto de sacarse la polera para que me abrigue pero me negué en que se la sacará. Mis nervios me delataban, ya era hora de irnos le dije, él se negaba en levantarse, quería seguir ahí postrado haciéndole cariño. Insistí con firmeza, ¡vámonos!. Se levantó. Salimos de ahí rumbos a los tubulares.
Terminado el paseo, acordamos cenar juntos e ir a cantar un rato por la noche. En ese momento taradeo una canción nueva que recién supe de ella, como se llama, pregunto, -"el amor de Tito el Bambino"- responde.
Llegué a casa para bañarme y alistarme para más tarde. Justo que enciendo la televisión en un canal musical, veo que pasa el video clip de esa canción. Me enamoré más. Pareciera que me la dedicó para mí. Suspiré. (Si de cierto tiene la letra).
Ya lista, paso por él. Me abre la puerta, me ve de pie a cabeza, ¡que guapa mi amiga!, con una amable sonrisa me lo dice. Salimos de ahí, cenamos algo ligero. Fuimos a cantar de ahí a bailar. Bailamos un par de horas, nos miramos como un sí y un no. Apoyé mi cabeza en su hombro. Levanté la mirada, quería besarme, voltee la mirada, me contuve. Me fui al baño pensando en que haría después de esto. Esto es muy rápido, haciéndome miles de preguntas sin encontrar respuesta, ¿y si lo beso?, ¿y si piensa que soy fácil?, me arriesgo, no, mejor no. Salí del baño, me estaba esperando. Me tomo de la mano y así estuvimos un rato. Como si fuéramos algo. Salimos de ahí porque ya estaba cansada. Tomamos un taxi, me sostuvo de mi hombro, abrazándome. Me gustó. Me recosté en el suyo, nuevamente. Y el acaricia mi frente con su mano. Quería que el taxi nunca llegara a nuestro destino. Quería estar así con él, Que bien me siento a tu lado, ya te encontré, José Luís.
El taxi me dejó, luego a él.
3er Día
Me levanté algo tarde. Me cambio y paso él. Quedamos en conocer otros lugares. Fuimos a cambiar dinero. Luego empezó nuestro trip turístico. En el taxi que alquilamos íbamos juntos, conversando riendo de rato en rato. Con la mirada tímida y enamorada. Mis manos estaban reposando en mis piernas como sus manos en las suyas. No sé por que razón o motivo pero nuestras manos se acercaron tímidamente como un sí y un no. Nuestros dedos jugaban al coqueteo, al conocerse, quizás a saber hasta donde llegaríamos después de esto.
Terminado nuestro trip, almorzamos fuera de la ciudad. De regreso nos venimos así, yo apoyada en su hombro y el abrazando el mio. Fue perfecto. Era nuestro último día juntos, para poder decirnos muchas cosas pero no lo hicimos, no sé por qué razón, sólo sé que fue tarde.
Llegamos a la casa, recogimos su equipaje, me senté en el sofá mientras él se arreglaba. Sale muy decidido, me toma de las manos hace que me levante, se acerca para besarme. Me niego, conversaba con mi conciencia, no así no. Aunque tenía ganas de besarlo. Me contuve por dignidad. Lo empujé por nervios. Él se hizo a un lado, se arrodilló frente a mí, me abrazó por la cintura y me dijo: “¡Me encantas! me gustan tus cariños, estoy carente de ellos, sólo dame un beso”. Lo miré estupefacta, vi a un niño llorando por amor, rogando que le diera un beso. Sentí compasión, le acaricie la cabeza y le di un beso en la frente, levantó la mirada nos quedamos unos segundos viéndonos, se levantó, me abrazó y me besó el rostro en forma de cruz. Sonreí, nuevamente nos miramos. Me sacudo. Lo apuro para ya irnos. Salimos de la casa dejando pasar por alto lo que había pasado, como dos simples desconocidos.
En el taxi, me encontraba alejada de él y él de mí. Quizás nuestro silencio lo decía todo.
Ya en el terrapuerto, nos despedimos con un cierto sí y un no, un si quédate y un si vete, un no te vayas y un no te quedes. Nos miramos con algo de pena, aguantándonos las tremendas ganas de darnos un beso de aquellos de los que no te logras desprender.
Esa despedida lo dijo todo. Le di un beso en la mejilla y me fui.
Desde aquella fecha ya no hemos tenido contacto. No quería que fuera así tan rápido, pero ya ven que las ilusiones a veces nos juegan una mala pasada. Por no querer interpretar algo que no es, por dejar claro no soy así como tú piensas. Ya sabemos como somos, hasta adonde llegamos y con quién. Tal vez si lo hubiera besado pueda que estuviésemos como no. Pueda que sigamos en contacto como no. A veces un beso no lo es todo.
Al final de todo, la dignidad satisface corazones, y el tiempo da la razón.
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