Llegar a los veinte y cinco años es todo un triunfo. Un cuarto de vida que aun se está por empezar pero también para cerrar otra etapa de nuestra vida.
Los bien aventurados veinte y cinco significan: haber terminado una carrera, ser alguien independiente, viajar en grupo o solo (a), tener un trabajo, conocer gente, disfrutar de la vida, tener un nuevo amor, etc.
Todo se ve lindo. Todo es lindo a simple vista, porque esa es la realidad. Los veinte y cinco años marcan historia para unos y para otros de una manera distinta.
Yo lo proclamo los agridulces veinte y cinco. ¿Por qué?, es sencillo. Teniendo todas estas cosas en conjunto que se llaman "oportunidades que te da la vida"; viene la parte más critica. El colapso. Sí. El colapso del cuerpo.
El estres poco a poco va apoderándose de tu cuerpo y vida. Las malas noches y trasnoches no son buenos síntomas.
Llegar a tiempo al trabajo o cualquiera que fuese el lugar, uno se olvida de ingerir alimentos por el apuro. Ya no hay tiempo para nada. El tiempo se hace más corto. Más aun si uno vive en una ciudad que no es tu procedencia. La presión aumenta.
Poco a poco el cuerpo te va pidiendo "detente". La presión laboral como académica van absorbiendo tu ser. Más empeño y dedicación a lo que haces. Y de ahí nace el famoso: "Tengo que estudiar una especialización", "tengo que subir de puesto", "tengo que ganar más dinero", tengo y tengo que...
Lo que en tus veinte y cinco años creías que era el punto de equilibrio entre la juventud y la adultez, llega a ser la vejez prematura.
Tanta presión, tanta rutina, sin descanso, desbordándote en fiestas creyendo que ahí uno se va a desestresar. Es el peor error que uno puede creer.
Luego viene los achaques y los síntomas que desde un principio el cuerpo te lo advirtió pero como no le tomaste importancia, pagas las consecuencias.
Que tales síntomas !no¡, dolor de cabeza, enojo, orgullo, celos, dolor de estómago, mareos, no poder ingerir bien los alimentos, hormigueos, tristeza, ganas de llorar, picazón corporal, dolor muscular, etc...
Cualquiera que fuera el síntoma, ya estas pagando poco a poco la factura de la adultez, la cuenta del estres con su impuesto, la ansiedad. Que buen recibimiento de los veinte y cinco años. Por allí alguien lo piensa y dice: "quisiera ser niño", "quisiera cambiar esto por el otro".
Hasta que por fin hiciste una balance general de tu vida o por lo menos tratas de reflexionar. Y sueles decir: "Ok, necesito descansar".
Tomate todo el tiempo para descansar. Deja algunas cosas pesadas si crees que son demasiados para ti. No mires el corre corre de los demás. Mirate y observa tus movimientos. Después de los veinte y cinco años en adelante podrás hacer las cosas que desees pero ya sabiendo la ruta que vas a tomar.
No permitas que tus veinte y cinco años se consuman en la flor de tu juventud. Por el contrario disfruta de ese cuarto y maravilloso veinte y cinco años porque ya no se van a volver a repetir ni dos, ni tres veces.
Los bien aventurados veinte y cinco significan: haber terminado una carrera, ser alguien independiente, viajar en grupo o solo (a), tener un trabajo, conocer gente, disfrutar de la vida, tener un nuevo amor, etc.
Todo se ve lindo. Todo es lindo a simple vista, porque esa es la realidad. Los veinte y cinco años marcan historia para unos y para otros de una manera distinta.
Yo lo proclamo los agridulces veinte y cinco. ¿Por qué?, es sencillo. Teniendo todas estas cosas en conjunto que se llaman "oportunidades que te da la vida"; viene la parte más critica. El colapso. Sí. El colapso del cuerpo.
El estres poco a poco va apoderándose de tu cuerpo y vida. Las malas noches y trasnoches no son buenos síntomas.
Llegar a tiempo al trabajo o cualquiera que fuese el lugar, uno se olvida de ingerir alimentos por el apuro. Ya no hay tiempo para nada. El tiempo se hace más corto. Más aun si uno vive en una ciudad que no es tu procedencia. La presión aumenta.
Poco a poco el cuerpo te va pidiendo "detente". La presión laboral como académica van absorbiendo tu ser. Más empeño y dedicación a lo que haces. Y de ahí nace el famoso: "Tengo que estudiar una especialización", "tengo que subir de puesto", "tengo que ganar más dinero", tengo y tengo que...
Lo que en tus veinte y cinco años creías que era el punto de equilibrio entre la juventud y la adultez, llega a ser la vejez prematura.
Tanta presión, tanta rutina, sin descanso, desbordándote en fiestas creyendo que ahí uno se va a desestresar. Es el peor error que uno puede creer.
Luego viene los achaques y los síntomas que desde un principio el cuerpo te lo advirtió pero como no le tomaste importancia, pagas las consecuencias.
Que tales síntomas !no¡, dolor de cabeza, enojo, orgullo, celos, dolor de estómago, mareos, no poder ingerir bien los alimentos, hormigueos, tristeza, ganas de llorar, picazón corporal, dolor muscular, etc...
Cualquiera que fuera el síntoma, ya estas pagando poco a poco la factura de la adultez, la cuenta del estres con su impuesto, la ansiedad. Que buen recibimiento de los veinte y cinco años. Por allí alguien lo piensa y dice: "quisiera ser niño", "quisiera cambiar esto por el otro".
Hasta que por fin hiciste una balance general de tu vida o por lo menos tratas de reflexionar. Y sueles decir: "Ok, necesito descansar".
Tomate todo el tiempo para descansar. Deja algunas cosas pesadas si crees que son demasiados para ti. No mires el corre corre de los demás. Mirate y observa tus movimientos. Después de los veinte y cinco años en adelante podrás hacer las cosas que desees pero ya sabiendo la ruta que vas a tomar.
No permitas que tus veinte y cinco años se consuman en la flor de tu juventud. Por el contrario disfruta de ese cuarto y maravilloso veinte y cinco años porque ya no se van a volver a repetir ni dos, ni tres veces.
lindo post jilkacuentos pero es una opinion muy personal no todas las chicas mayores de 25 pasamos por eso, solo hay que aprovechar bien el tiempo ;) tomalo en cuenta vivir y bien. Y un consejo se escribe veinticinco busca un diccionario. slds
ResponderEliminarHola... Eso es muy cierto no todas pasamos por eso. Por el tema iba por los cambios de joven a adulto. Claro no todos pasan por malas. Hay otros que la pasan de lo mejor y lo saben manejar perfectamente. Pero hay otros que no. Y por ahi iba el tema de hoy.
ResponderEliminarGracias por el consejo. Eso mismo escribí pero en mi corrector de palabras no me lo hacia valer. Un fuerte abrazo. Bendiciones.
hola, pienso que se deberia de escribir cosas mas importantes en estos espacios, no niñerias, pienso q deberias de visitar un psicologo y no contarle tus problemas al mundo,
ResponderEliminarHola, pienso que de eso se trata, cuando las personas tienen cosas que decir, que contar, que hablar, es porque son vivencias y no imaginadas. Asi es como los que les nace escribir sean anonimos o reconocidos nacen. Contandos sus propias experiencias que luego con el tiempo se van puliendo las ideas.
ResponderEliminarCada quien es psicologo de su propio camino y vida.
Saludos.