A los pocos días se conectó y conversamos. A medida que iba pasando el tiempo nos hicimos buenos amigos y hasta nos extrañábamos. Quizás sea porque a ambos nos parecía interesante nuestra conversación o porque en realidad eramos personas interesantes en ese instante.
Me ilusioné. Aun no sabía con certeza si en realidad me había enamorado de él o sólo era un juego. Lo que si se, es que nació un sentimiento y lo mejor de todo es que fue recíproco.
Aun no nos conocíamos personalmente. Recuerdo que me envió algunas fotos. Uno cuando estaba niño en su primera comunión y la otra recientemente cuando estuvo por París, por aquel entonces. Por supuesto que también le envié algunas fotos mías. Una cuando estaba niña montada en un carrusel y la otra recientemente tomada en un parque acompañada de una amiga.
Cada vez que él se conectaba al msn aparecía: "Lucho, acaba de iniciar sesión". Me alocaba. Sí, me entusiasmaba cada vez que se conectaba y las pocas veces que podíamos conversar (se conectaba desde el trabajo). Siempre había algo que contar. Y después de cerrar sesión recordaba siempre lo que me decía y hasta me sonría de lo que me comentaba. Fueron gratos momentos.
Al cabo de unos meses, nuestra amistad se fue afianzando, de esto surgió más que una simple atracción un romance que perduró años.
Antes de que naciera el romance entre ambos. El llegó a estar con una chica. El me hablaba regularmente de ella. Pero las cosas no andaban bien. Estuvieron unos meses y terminaron. Aun así presentía que entre él y yo pasaría algo. Muy en el fondo lo esperé. Lo esperé todo ese tiempo para que se convirtiera en esto. En lo que es. Una leyenda.
Recuerdo mucho que un mes de Junio. El se animó a venir a mi ciudad. Según el hacer algunas cosas. En realidad no tenía nada que hacer por estos lares y a pesar que tiene familia por acá no pretendía visitarlos. Siempre me decía que venía hacer unas gestiones y finalmente que venía por mi. Pasado los años entendí que él siempre vino por mi. Y jamas le creí.
Nuestra primera vez en conocernos personalmente fue en mi casa. Él me llama y me dice: "Estoy afuera". Abro la puerta y nos saludamos. Estaba nerviosa. Dimos una vuelta caminando. Conversamos un poco. Regresamos a la puerta de mi casa. Y ahí quedó todo.
Al mes siguiente me animo en verlo. Me da la dirección de su casa. Viajé a Lima. Di con su casa, lo encuentro con la pierna enyesada. Conversamos un poco más. Me presento a su familia y realmente me gustó que su familia me aceptara como su amiga. Porque se nota cuando eres aceptado.
Antes de despedirnos me dice: "cuando este totalmente recuperado te iré a visitar".
Dicho y hecho, el vino a verme. Esta vez salimos a conversar y dar vueltas por allí. Quedé con una amiga para que lo conozca. Porque así soy yo. Cuando alguien me interesa y me gusta. Presento a mis mejores amigas.
Cada tres meses venía a verme. Todos los días conversavamos por msn. Así se pasó un año y medio en conocernos. Suspirar romance y aun no me decía lo que quería escuchar.
Una tarde estuve conectada al msn. Para ver si se conectaba. Se conectó. Conversamos un poco. Me dice que este fin de semana iría a Ica para recoger algunas cosas. Okay, le dije.
Llegó el fin de semana, fue a recogerme a mi casa. Nos fuimos caminando. Nos sentamos en la plaza a conversar un rato. En ese momento que volteo la mirada, él se me acerca y me susurra al oído diciéndome: "Te extrañé", me chanta un beso rozando los labios. Me sorprendo. Y en mi nerviosismo me levanto y le digo: "Vamos a comer algo". Llegamos a un restaurante. Nos reímos a carcajadas mirando y haciendo sarcasmo de los comensales. Terminamos de cenar. Pagó la cuenta. Nos regresamos caminando hasta mi casa. Se despidió con un fuerte abrazo. Al día siguiente me manda un mensaje que partiría después de almuerzo, quería verme. Sin dudarlo, fui a su encuentro. Llegué hasta la casa de sus tíos a quienes me los presentó. Tomamos un taxi. Dentro del taxi me abraza y me lleva contra su pecho. Yo también lo abrazo y me dejo llevar. Levanto la mirada. Me besa la frente. Supe que en verdad tenía mucho más que decirme en ese instante. Era más que evidente. Nos gustábamos con intensidad.
Ya en el terminal de buses. Esperando su embarque. Me abrazó fuertemente y me dijo: "Siempre vengo por ti"..., sonreí con cierta incertidumbre. Lo dejé ir.
Al mes siguiente me confesó lo que realmente quería escuchar desde hace mucho tiempo. Acepté estar con él. Al cabo de un mes fui a su encuentro. Viajé a Lima. Almorzamos juntos, paseamos por algún lugar cercano. Así nos las pasábamos, él venía por mí, y yo iba por él.
Tuvimos nuestra primera indiferencia. Quizás eso nos alejó un poco más. Agregando su trabajo y yo con los estudios. Aunque también noté una cierta extrañeza, ya actuaba de una manera distante y fría.
Entendí una vez más que algo no andaba por buen camino.
Pasado algunos meses, él viene con su familia a Ica visitando al resto de su familia. Él me busca a mi casa. Salimos a dar unas vueltas pero esta vez en carro. Lo noté extraño. Nos estacionamos en un lugar donde podamos conversar tranquilos. Me empezó hablar de la rutina de su trabajo. Luego dijo algo que llamó mi atención. Me nombró a una chica con sus respectivas actividades. Me lo dijo tan natural como si yo fuera una amiga cualquiera. En ese instante no le dije nada. Nuevamente entendí que me trataba de decir: "He conocido a otra persona y quiero terminar contigo". Sin embargo me lo hacia notar con indirectas. Terminamos de conversar. Me dejó en la puerta de mi casa. Se despidió de mi como si fuera alguien del momento. Me molestó. ¿Entonces adonde se fue la magia?. Me hice la pregunta del millón.
A la semana siguiente, esperando que se conecte. Converso con él. Decidí acabar con todo. La distancia sin duda no nos hace ver bien las caras y sobre todo no vemos lo que hacemos. Sin duda, nos separa, nos aleja, nos arruina el sentimiento.
Después de terminar. Fuimos buenos amigos. Ambos decidimos no bloquearnos o eliminarnos de la lista del msn. En realidad a pesar de todo nos teníamos cariño.
Él llegó a estar con ésta chica quien me comentó. Me la presentó por foto. Poco a poco fui sabiendo de su vida porque él mismo me lo contaba. Me convertí en su confidente, psicóloga y mejor amiga.
Los problemas con su actual enamorada andaban de mal en peor.
Recuerdo que él me dijo: "Me casaré con ella en Diciembre", "estarás invitada". Sucumbí ante tal noticia. Mi corazón se hizo trizas. Se lo comenté a mis amigas. Lloré un poco. Aun no lo podía asimilar. Sabía que esto pasaría pero no tan rápido. Acabó el año. Y lo del supuesto matrimonio jamás se dio.
Él me llamaba y me escribía todos los días. Empezábamos con los mensajes desde cuando nos levantamos y a partir de la media noche me llamaba para conversar. Acabábamos las 2:00am.
Cada vez que él terminaba con ella. Lo intuía, con mayor fuerza regresaba a mí. Y yo se lo permitía. Porque estábamos tan lejos y la otra porque necesitaba afecto. Me propuse no jugar pero si llevarlo de una manera deportiva. No había regresado con él. Nuestra relación fue amical. Nuestra comunicación sólo era por mensajes y llamadas. Nuestro romance permanente era así, y de esa manera nos acostumbramos. Me gustó en un inicio, después entendí que esto tenía que acabar pronto.
Al año siguiente, él terminó con ella. Yo viajé a Lima hacer algunas compras de momento. Nos encontramos en el lugar de siempre, almorzamos juntos. Conversamos, reímos. Me abrazó y finalmente me besó. Me acompañó al terminal de buses. Nos despedimos con cariño. Al momento que subo al bus, me encuentro cara a cara con mi amiga quien me habló de él y al lado su hermana. Sentí pánico. Porque lo vieron todo. Ambas no me dijeron nada. Mi amiga me saludó con alegría. Me senté atrás. Pasado el tiempo, le hablé a mi amiga de mi relación con él. Jamás traicioné nuestra amistad. Porque jamás estuvo con ella. Pero me sentí culpable porque tuvo una relación con la hermana de ésta. Aun así le pedí perdón. Seguimos siendo buenas amigas.
Nuestra comunicación fue más fluida. Él me propuso que me casara con él. Pero sólo fue de la boca para afuera. Un mensaje no revelaba nada. Poco a poco me hacía más fuerte ante los juegos y palabras convincentes. Ya reconocía con facilidad cuando me hablaba enserio y cuando eran impulsos. No le tome importancia. Prefería no creerle antes de hacerme falsas ilusiones. Y así lo estuve manejando todo ese tiempo.
Llegó el episodio del terremoto. Él vino. Me fue a buscar. La verdad es que necesitaba verlo, ahora si necesitaba que me besara, me abrazara y no me soltara.
Al verme me abrazó fuertemente, dimos unas vueltas para ver como había quedado todo. Me tomó de la mano. Y así caminamos cogidos de la mano por aquellas calles yace en ruinas.
Nos sobre paramos en una esquina, me acaricia el cabello, me toma del rostro. Inclina su mirada en mí y me besa. Nos abrazamos tan fuerte aquel día. Una intuición muy personal me decía, que ese día sería la ultima vez que nos abracemos de tal magnitud. Creo que muy en el fondo nos despedimos. Nos despedimos del romance y de muchas cosas más, entre buenas y malas. Pero que a partir de ese entonces ya nada sería como antes. Esta vez cada quien tomaría rumbos diferentes con personas distintas y sin mucho que contarnos de nuestras vidas. Nos distanciamos.
Mi corazón se despidió de él, en aquel momento, día y año. Después de muchos años entendí una vez más, que siempre estuve enamorada de él. Lo esperé todo este tiempo. Esperé que terminara con su actual pareja para que regresara conmigo. Entendí que lo amé, tuve mucha paciencia. Entendí que amar es perdonar y dejar ir cuando las cosas no están bien. Entendí que su amor me trajo alegría en mi corazón pero también dudas. Entendí que sólo una vez repito lo vivido y que en adelante quiero un amor limpio y sincero. Entendí que ya no puedo ser terapeuta de nadie ni mucho menos saber de pasados que ya no me corresponden. Finalmente entendí lo que es ponerle punto final a tu libro.
Al año siguiente él se casó. Me alegré cuando él me lo dijo. La conocí por foto y personalmente cuando me los crucé por la calle curiosamente por Ica. Se me vino a la mente cuando él caminaba conmigo cada vez que me venía a Ica, y ahora lo hace con ella. ¡Qué curioso!, una vez más sonreí. Supe que ella era la indicada para él. Sonreí al ver que ambos son felices.
Luis, me ha visto crecer de una manera física como psicológica. Cuando nos conocimos yo tenía dieciocho y el veintiséis años. Yo aun adolescente entrante a la juventud y él, un joven entrante a la adultez. Yo aun estudiante universitaria y él trabajador de una empresa trasnacional. Lo esperé alrededor de cinco años. Cinco años sumergidos en un romance del querer y no querer. Después de haberlo esperado todo este tiempo. Acepté, lo dejé ir. Me di otra oportunidad.
A pesar que ya han pasado aproximadamente diez años que lo conozco, hoy abro y cierro el libro en definitiva. Sonrío y me digo: "Nuestro amor fue y será leyenda".
Fin.
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