¿Jugamos?...así le hemos preguntado o nos han preguntando cuando eramos niños. Claro que jugamos, porque nos encanta jugar, nos gusta reír, nos divertirnos a mil por hora y cuando vamos creciendo poco a pocos dejamos a un lado aquellos juegos de la infancia.
Llegas a una etapa de la adultes en la cual revives esos momentos de "juegos", así es. Te conviertes nuevamente en un niño-adulto. Sobre todo con esa persona con quien iniciaste el juego o te lo propuso, es por esa persona por quien te conviertes nuevamente niña. Sonrisas.
De un momento a otro lo conociste, te llamo la atención, tal vez sea porque te agrado conversar con el. Tal vez sea porque encontraste a alguien quien te haga sentir nuevamente niña. Su mirada te inquieta un poco. Tal vez sea porque encontraste algo que te agrado de él y aun no lo descifras. No es porque te guste, pero si te sientes atraída. Interesante.
De algún modo, él trata de buscarte, de saber de ti, un mensaje, una llamada. Es la llamada ganadora que esperabas, porque en el fondo, muy en fondo lo has querido, pero quieres hacerte la interesante y con estilo lo rechazas o con entusiasmo lo aceptas según tu concepto. Fantástico.
Ambos salen, pasean, van al cine, al parque, te invita a comer algo por allí, tienes una buena conversacion o por lo menos sino la tenga, te causa mucha gracia la manera como lo dice. Ambos se divierten y nuevamente las sonrisas brotan de ambos lados. Te encanta.
Tanto tú como él, tienen muchas cosas en común de alguna u otra manera. Sabes que te agrada, lo que no sabes si es un peligro mantenerlo tan cerca tuyo o poder aceptarlo en tu vida personal. Sabes que es un juego, ambos saben que es un peligro, que no esta bien, pero les encanta jugar. Nos encanta el riesgo. Sea lo que sea me siento tan bien a tu lado. Aventureros.
Pasan cosas, él te dice muchas cosas lindas, y tú le sigues el juego o tal vez te nace decirlas. Se te acerca con una caricia y cuando menos piensas ocurre, lo que tiene que ocurrir, te besa, tu le sigues el juego, cada vez que se ven, nuevamente te saluda con un beso, ya no en la mejilla sino con mucha confianza en los labios. El quiere más y te busca con mayor ganas. Tu te alejas un poquito sólo para dejar constancia que eres respetable, pero no puedes con la tentación del pecado. Vas en su encuentro y cada encuentro se empieza y se termina con un beso y un abrazo. Jugar con fuego.
Tal vez pienses que acá a algún tiempo te proponga algo. Quizás lo esperes con ansias. -dependiendo de tu teoría-, Tal vez llegue ese ansiado día y te mande uno de los tantos mensajitos: " ¿Que somos?". O sea como que, "¿qué somos?, no somos nada", respondes. Pero en el fondo -dependiendo de tu teoría- podría ser bueno, como malo. Pero cual sea de las partes muy en el fondo se pregunta; ¿qué somos?, y tu muy confundida y abrumada; ¿qué esperas que te responda?. Estuvimos tan bien y la jodiste. Estúpido.
En cualquier momento el jueguito que desde un principio resultó ser encantador y te hizo sentir una niña vibrante y llena de energía. Se va esfumando poco a poco. Para que regreses a tu consciente adultes y madurez mental. Y sueles decir: "Okay, esto tiene que frenar". Pero en cuanto lo ves vuelves a lo mismo a tu necedad. Tal vez el tiempo te ayude y la certeza te haga ser más sensata y en definitiva le pongas fuerza de voluntad al vicio de tu juego y digas: "Okay, ya basta. Me cansé. Ya no quiero jugar".
Poco a poco se van alejando, tal vez él te pregunte por qué ese cambio tan brusco. O tal vez sea porque él se alejo de ti. Cual sea de las partes, el juego terminó y alguien salió perdiendo o tal vez beneficiado. Tal vez te diste cuenta o ambos que esto ya no daba para más. Son muchas razones. Aunque fue divertido jugar ya nada será lo mismo que ayer. El juego terminó.
La única diferencia de ser niño es que cuando no quieres jugar, no quieres jugar. Si te peleas al día siguiente no paso nada y con el paso de los años conservas una bonita amistad. La diferencia de ser adulto y jugar a sentir vibras de un niño es de alto riesgo. O te alejas o se aleja. Acabó todo.
Llegas a una etapa de la adultes en la cual revives esos momentos de "juegos", así es. Te conviertes nuevamente en un niño-adulto. Sobre todo con esa persona con quien iniciaste el juego o te lo propuso, es por esa persona por quien te conviertes nuevamente niña. Sonrisas.
De un momento a otro lo conociste, te llamo la atención, tal vez sea porque te agrado conversar con el. Tal vez sea porque encontraste a alguien quien te haga sentir nuevamente niña. Su mirada te inquieta un poco. Tal vez sea porque encontraste algo que te agrado de él y aun no lo descifras. No es porque te guste, pero si te sientes atraída. Interesante.
De algún modo, él trata de buscarte, de saber de ti, un mensaje, una llamada. Es la llamada ganadora que esperabas, porque en el fondo, muy en fondo lo has querido, pero quieres hacerte la interesante y con estilo lo rechazas o con entusiasmo lo aceptas según tu concepto. Fantástico.
Ambos salen, pasean, van al cine, al parque, te invita a comer algo por allí, tienes una buena conversacion o por lo menos sino la tenga, te causa mucha gracia la manera como lo dice. Ambos se divierten y nuevamente las sonrisas brotan de ambos lados. Te encanta.
Tanto tú como él, tienen muchas cosas en común de alguna u otra manera. Sabes que te agrada, lo que no sabes si es un peligro mantenerlo tan cerca tuyo o poder aceptarlo en tu vida personal. Sabes que es un juego, ambos saben que es un peligro, que no esta bien, pero les encanta jugar. Nos encanta el riesgo. Sea lo que sea me siento tan bien a tu lado. Aventureros.
Pasan cosas, él te dice muchas cosas lindas, y tú le sigues el juego o tal vez te nace decirlas. Se te acerca con una caricia y cuando menos piensas ocurre, lo que tiene que ocurrir, te besa, tu le sigues el juego, cada vez que se ven, nuevamente te saluda con un beso, ya no en la mejilla sino con mucha confianza en los labios. El quiere más y te busca con mayor ganas. Tu te alejas un poquito sólo para dejar constancia que eres respetable, pero no puedes con la tentación del pecado. Vas en su encuentro y cada encuentro se empieza y se termina con un beso y un abrazo. Jugar con fuego.
Tal vez pienses que acá a algún tiempo te proponga algo. Quizás lo esperes con ansias. -dependiendo de tu teoría-, Tal vez llegue ese ansiado día y te mande uno de los tantos mensajitos: " ¿Que somos?". O sea como que, "¿qué somos?, no somos nada", respondes. Pero en el fondo -dependiendo de tu teoría- podría ser bueno, como malo. Pero cual sea de las partes muy en el fondo se pregunta; ¿qué somos?, y tu muy confundida y abrumada; ¿qué esperas que te responda?. Estuvimos tan bien y la jodiste. Estúpido.
En cualquier momento el jueguito que desde un principio resultó ser encantador y te hizo sentir una niña vibrante y llena de energía. Se va esfumando poco a poco. Para que regreses a tu consciente adultes y madurez mental. Y sueles decir: "Okay, esto tiene que frenar". Pero en cuanto lo ves vuelves a lo mismo a tu necedad. Tal vez el tiempo te ayude y la certeza te haga ser más sensata y en definitiva le pongas fuerza de voluntad al vicio de tu juego y digas: "Okay, ya basta. Me cansé. Ya no quiero jugar".
Poco a poco se van alejando, tal vez él te pregunte por qué ese cambio tan brusco. O tal vez sea porque él se alejo de ti. Cual sea de las partes, el juego terminó y alguien salió perdiendo o tal vez beneficiado. Tal vez te diste cuenta o ambos que esto ya no daba para más. Son muchas razones. Aunque fue divertido jugar ya nada será lo mismo que ayer. El juego terminó.
La única diferencia de ser niño es que cuando no quieres jugar, no quieres jugar. Si te peleas al día siguiente no paso nada y con el paso de los años conservas una bonita amistad. La diferencia de ser adulto y jugar a sentir vibras de un niño es de alto riesgo. O te alejas o se aleja. Acabó todo.
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