Lo recuerdo bien, perfectamente bien. Salíamos del "kindergarten", de seguro que era para recoger la libreta o pagar la matricula del nuevo año. La verdad es, que no recuerdo con mucho detalle, el por qué fuimos allí. Cual flashback vi como me robaron.
Previamente a ello, nos bajamos en una esquinita donde siempre solía mi mamá comprarme dulces de una surtida carreta. Me preguntó que era lo que quería y apunté hacia la tira larga de bolsas de papitas. De las pequeñas me entregó el buen hombre. Nos dimos media vuelta, a media cuadra se ubicaba "el cole", entramos, la esperé de seguro sentada en esas bancas de madera largar que parecían asientos parroquiales. Salimos de allí y a unos cuantos metros de distancia pasó una niña de mi misma edad -de seguro-, agarrada de la mano de su mamá, ésta me vio con la bolsa de papitas -aun no abierta- bailando en el aire, y con una mirada penetrante, colosal, sin aspavientos, me arranchó de arranque mi bolsa de papitas. Ambas volteamos y la vi que entró "al cole". Era de una de esas niñas que cuando las ves empiezas a llorar. Me quedé estupefacta, y llegando a la esquina lloré y le dije a mi mamá que me robaron la bolsa de papitas una niña. Obviamente que en vez de apoyarme me reprochó. Al final de tanto llanto, otra vez fuimos a la carretita y estaba vez me compró una galleta.
Me encontraba afuera de la iglesia, contenta porque los hijos de una amiga de mi mamá dieron la primera comunión. Ese día fui con una cartera muy parecida a la paja, de la emoción saque mi cámara y dejé la cartera abierta. pasaron cinco minutos y devuelvo la cámara a la cartera, me di cuenta que algo faltaba. Me alerto, era mi cartuchera con maquillaje incluido, todo era nuevo, y me sentí tan molesta que alguien estando afuera de un lugar religioso pueda existir esa clase manías.
Salí de la casa caminando con destino al supermercado, emocionada decidí escribirle a Gonzalo para saber como estaba, quería contarle algunas cosas. De rato en rato me respondía al igual que yo. Cuando de pronto un chico me arrebata mi único celular, hice fuerza, este me forcejeo y yo entendí que tenia que dárselo antes que me golpee más de lo que ya me estaba dando con las forcejeadas. El chico y mal hombre se dio a la carrera en la esquina lo esperaba su compinche en una moto lineal y se fueron. Al llegar al supermercado descargué mi furia con la gente de mi alrededor. Durante el camino a casa pensé que total era un celular y felizmente estoy bien. Estando en casa, me eche a llorar como niña del "kindergarten", total era un celular, y culpé a Gonzalo -sin que él lo sepa- si no lo hubiera escrito nada de esto hubiese pasada, si mis emociones no fueran tan fuertes hacia él, no hubiera cometido tal insensatez.
Llegué del terrapuerto con destino del norte chico, mi acompañante me embarco en un taxi -para él le parecía good- bueno me subí y nos despedimos con un beso. Estando dentro del taxi, me pregunté lo hora, saqué mi celular -sencillo-, me acorde de llamar a mi amiga Aura, saqué mi otro celular -nuevo-. En ese instante no me había percatado que tenía la ventana con unos 6 centímetros aproximadamente al descubierto de mi lado. Tan pronto llegó un chico y metió su mano a quitarme el celular nuevo, me forcejeo y mi mano y parte del brazo quedó mal golpeada.
Estando en el taxi, respire y tuve la paciencia de meditar y solo decirme nuevamente que es algo material, de pronto vino la furia a mi y lo llamé, le dije que él era el culpable que sino me hubiese subido en el taxi que me embarco nada de esto hubiera pasado. Llegue a casa, desilusionada.
Era de noche y mi mamá me ofrece salir a caminar y ver que novedades en el mall. Llegando a la esquina de la casa un hombre, me jala la cartera, yo hago fuerza, pero el pudo mas que yo, se abrió el tirante y se dio a la fuga, fueron segundos de hambre ajena, y para nosotras fueron segundos de terror. Vimos que en la otra esquina estaba su compinche en una mototaxi. Mi mamá fue corriendo, no se que intenciones tendría, pero sabia que era arriesgado y la llame gritando. No hubo tiempo para anotar el numero de placa. Esa noche ya no recorrimos "malls", fuimos directamente a la comisaria a sentar y sentarme casi llorando una denuncia ante estos sanguinarios.
Estando en casa sentí que nuevamente lo perdí todo, -realmente en mi cartera estaba todos mis documentos y dinero-.
Semanas después lo obtuve todo nuevo. Me quedé con un pequeño trauma, ahora que camino por una calle o con gente escrupulosa, estoy alerta, volteo de cuando en cuando. Ahora subo las ventanas de los taxis y las aseguro. Ahora sujeto bien mi cartera o mochila. A veces pienso que debería tener un rastreador -si en caso me roben-, o como también pienso que quisiera tener los brazos y puñetazos de Kina Malpartida y la piernas de Inés Melchor para correr tan rápido y poder atraparlos, sigue siendo un sueño, pero no se cual es la manera de atraparlos y recuperar lo que es tuyo en ese momento.
Previamente a ello, nos bajamos en una esquinita donde siempre solía mi mamá comprarme dulces de una surtida carreta. Me preguntó que era lo que quería y apunté hacia la tira larga de bolsas de papitas. De las pequeñas me entregó el buen hombre. Nos dimos media vuelta, a media cuadra se ubicaba "el cole", entramos, la esperé de seguro sentada en esas bancas de madera largar que parecían asientos parroquiales. Salimos de allí y a unos cuantos metros de distancia pasó una niña de mi misma edad -de seguro-, agarrada de la mano de su mamá, ésta me vio con la bolsa de papitas -aun no abierta- bailando en el aire, y con una mirada penetrante, colosal, sin aspavientos, me arranchó de arranque mi bolsa de papitas. Ambas volteamos y la vi que entró "al cole". Era de una de esas niñas que cuando las ves empiezas a llorar. Me quedé estupefacta, y llegando a la esquina lloré y le dije a mi mamá que me robaron la bolsa de papitas una niña. Obviamente que en vez de apoyarme me reprochó. Al final de tanto llanto, otra vez fuimos a la carretita y estaba vez me compró una galleta.
Me encontraba afuera de la iglesia, contenta porque los hijos de una amiga de mi mamá dieron la primera comunión. Ese día fui con una cartera muy parecida a la paja, de la emoción saque mi cámara y dejé la cartera abierta. pasaron cinco minutos y devuelvo la cámara a la cartera, me di cuenta que algo faltaba. Me alerto, era mi cartuchera con maquillaje incluido, todo era nuevo, y me sentí tan molesta que alguien estando afuera de un lugar religioso pueda existir esa clase manías.
Salí de la casa caminando con destino al supermercado, emocionada decidí escribirle a Gonzalo para saber como estaba, quería contarle algunas cosas. De rato en rato me respondía al igual que yo. Cuando de pronto un chico me arrebata mi único celular, hice fuerza, este me forcejeo y yo entendí que tenia que dárselo antes que me golpee más de lo que ya me estaba dando con las forcejeadas. El chico y mal hombre se dio a la carrera en la esquina lo esperaba su compinche en una moto lineal y se fueron. Al llegar al supermercado descargué mi furia con la gente de mi alrededor. Durante el camino a casa pensé que total era un celular y felizmente estoy bien. Estando en casa, me eche a llorar como niña del "kindergarten", total era un celular, y culpé a Gonzalo -sin que él lo sepa- si no lo hubiera escrito nada de esto hubiese pasada, si mis emociones no fueran tan fuertes hacia él, no hubiera cometido tal insensatez.
Llegué del terrapuerto con destino del norte chico, mi acompañante me embarco en un taxi -para él le parecía good- bueno me subí y nos despedimos con un beso. Estando dentro del taxi, me pregunté lo hora, saqué mi celular -sencillo-, me acorde de llamar a mi amiga Aura, saqué mi otro celular -nuevo-. En ese instante no me había percatado que tenía la ventana con unos 6 centímetros aproximadamente al descubierto de mi lado. Tan pronto llegó un chico y metió su mano a quitarme el celular nuevo, me forcejeo y mi mano y parte del brazo quedó mal golpeada.
Estando en el taxi, respire y tuve la paciencia de meditar y solo decirme nuevamente que es algo material, de pronto vino la furia a mi y lo llamé, le dije que él era el culpable que sino me hubiese subido en el taxi que me embarco nada de esto hubiera pasado. Llegue a casa, desilusionada.
Era de noche y mi mamá me ofrece salir a caminar y ver que novedades en el mall. Llegando a la esquina de la casa un hombre, me jala la cartera, yo hago fuerza, pero el pudo mas que yo, se abrió el tirante y se dio a la fuga, fueron segundos de hambre ajena, y para nosotras fueron segundos de terror. Vimos que en la otra esquina estaba su compinche en una mototaxi. Mi mamá fue corriendo, no se que intenciones tendría, pero sabia que era arriesgado y la llame gritando. No hubo tiempo para anotar el numero de placa. Esa noche ya no recorrimos "malls", fuimos directamente a la comisaria a sentar y sentarme casi llorando una denuncia ante estos sanguinarios.
Estando en casa sentí que nuevamente lo perdí todo, -realmente en mi cartera estaba todos mis documentos y dinero-.
Semanas después lo obtuve todo nuevo. Me quedé con un pequeño trauma, ahora que camino por una calle o con gente escrupulosa, estoy alerta, volteo de cuando en cuando. Ahora subo las ventanas de los taxis y las aseguro. Ahora sujeto bien mi cartera o mochila. A veces pienso que debería tener un rastreador -si en caso me roben-, o como también pienso que quisiera tener los brazos y puñetazos de Kina Malpartida y la piernas de Inés Melchor para correr tan rápido y poder atraparlos, sigue siendo un sueño, pero no se cual es la manera de atraparlos y recuperar lo que es tuyo en ese momento.
Hay que ser cautelosos todo el tiempo, sobre todo en una ciudad como Lima. - @Hombreallado.
ResponderEliminarAsi es, y no solo Lima sino también en otras ciudad fuera y dentro del País.
EliminarUno de las precupaciones de los habitantes es la inseguridad ciudadana que esta época del año se incrementa exponencialmente. Hay una indiferencia y dejadez de las autoridades;en todos los niveles de gobierno. Hay una descompisición social que ya afecta la convivencia Pacífica y el derecho de vivir en una ciudad que nos brinde seguridad y se respeten los derechos ciudadanos; practicamente nos lleva a vivir a la defensiva y a desconfiar de todas las personas que se nos hacercan.. Jorge Malqui
ResponderEliminarAsi es mi buen amigo Coqui, tu lo has dicho descomposición social. Realmente el entorno social está pasando y viviendo en una etapa de carencias en todos los sentidos, esto repercute en la vida de la comunidad que con mucho esfuerzo trata de conseguir sus objetos materiales y alimentos para sus hijos. Seguimos en la ola imparable de la inseguridad ciudadana.
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