La primera vez que se conocieron fue de compras en el supermercado, ambos andaban despitados cada uno por su lado, comprando para la semana. Ella llevaba un abrigo de color negro y en su cuello una enredada bufanda de color guinda, que le hacía la mirada profunda y efímera. Empujando el coche iba lentamente escogiendo la marca que llevar, sin que caduque la fecha de vencimiento. Él, sin mucho atuendo, polera gris y blue jeans caminaba de forma de contraria hacia ella, sólo buscaba productos que le fueran necesarios para los dias y sobre todo para su nutrición.
Los coches se chocaron desprevenidamente sin causar malestar a los fascinerosos clientes. Él, le pide disculpas, y ella también, sin mucho acorde, baja la mirada viendolo de pie a cabeza, le pide que le ayude a sacar la caja de cornflakes de la parte de arriba, él, se impina un poco y se lo entrega. Nota que lleva el mismo yogurt que el suyo, las coincidencias son pocas piensa rapidamente, e inmeditamente le hace comentario del yogurt, ella sin aspaviemientos le habla entre sonrisas y entusiasmo. Mientras que él, se perdió en el castaño claro de sus ojos, no lo dudo más, la invitó a tomar un cafe, ahi en la cafeteria del supermercado. Sorprendida y sin reparo, aceptó. Ambos empezaron a conversar del tema de los yogures y terminaron riendose del concierto de Lady Gaga.
Ella no llevaba carro consigo, pero él sí. Pagaron la cuenta del cafe y de las compras. Él le propuso llevarla a su casa, para sorpresa de ella aceptó sentandose a su lado y cambiando de cancion cuantas veces le apetecia.
Ella, se encuentra en el trabajo, sabe que en un par de horas saldrá, recordó la semana anterior que conoció aquel extraño y que le simpatizó tan bien, quería volverlo a ver, tenía su número, le envió un mensaje de texto, disimulando su anhelo de volverlo a ver. Él se encontraba en su trabajo conversando con su jefe, de pronto escuchó el celular timbrar, leyó el mensaje, frunció en ceño y con un rictus caprichoso le respondió. Por el lado de ella, leyó el mensaje de él, empleó una táctica estratégica para verlo, lo convenció para que lo acompañara a comprar vestidos para la gran fiesta de año nuevo.
Sin mucho que decir, él terminó aceptando. Ese mismo día, él fue a recogerla a la salida del trabajo, ella propuso la boutique estrategica, donde venden los vestidos más glamurosos y sexys de la ciudad. Llegaron, ella se probaba uno tras otro, mientras que el sentado y de vez en cuando parado iba observando, cambiandole el rostro, de sonrisa a maravilla, estaba tan sofocado de ver tanta mujer metida en un vestido. Finalmente, ella compró el vestido, que él le sugirio y hasta le confirmó que sería la mujer más hermosa de toda la fiesta, entre coqueteos forzosos y casuales, ella le propuso para ir la gran fiesta, pero para esa fecha él tenía un viaje reservado con tiempo. Con lástima entre los dientes, ella se despidio de él y le deseó un grandioso año nuevo.
Estando él en su viaje de año nuevo, recibió un mensaje de ella, deseandole buenos deseos pero sin dejar de lado lo divertido que estaba la fiesta y que tenía mucha razon respecto al vestido. Él, con el corazón atolondrado deseaba estar con ella en ese momento, si tan sólo el hubiera sabido que su tours no estaría tan grandioso como el de ella, no dudaría en hacerla reina esa noche o tal vez su reina de por vida.
A su regreso, él fue quien la buscó en su oficina, la invitó a cenar, conversaron y rieron mucho sobre todo, tenian muchas cosas en comun sobre todo la personalidad se hacía notar.
Exactamente estuvieron saliendo y conociendose un mes. Estando en su oficina sentado, él recibió un correo sobre ofertas de viaje a la playa, pensó un poco, que no estaría mal viajar y relajarse un poco, de pronto una luz fraccionada se le vino a la mente, se acordó de ella, sería oportuno invitarla, le envió el correo haciendole llegar la invitación, a los pocos segundos volvió a recibir el mismo correo de parte de ella, aceptando la invitación.
Estando en la playa, se contaron muchas cosas, cosas que nadie otro había sabido, sólo ellos dos en ese mismo instante. Rebotando suspiros, él la besó, no pudo resistirse, y ella tampoco.
Esa noche ambos durmieron bajo la misma cama, la misma sábana, y los mismos brazos con qué se acariciaron una y otra vez la piel que fue adentellada por aquellos labios sin pecado alguno.
Cada vez la personalidad de ambos se hacia más poderosa y calvaria para el quien los veía. Entre frases y palabras redobladas y chiquitas ella se engreía y encaprichaba con él, altiva y presumida de actitud, por momentos tenía arranques de enojo y le hacía desplamentes entre los presentes, sin importale. Él, no le tomaba interés, sin embargo estando a solas, él le decía un par de verdades que la dejaban llorando sólo para hacerse la victima, no decía más, sólo la abrazaba y la besaba pidiendole disculpas por el mal comentario.
Ambos llevaban consigo en su billetera la foto del uno del otro, era para recordar que siempre estarían juntos vayan a donde vayan. Ambos se parecian mucho, era como si el destino los hubiera juntado casualmente, casualmente se conocieron en ese supermercado donde todo es super caro.
El tenia en mente quitarle el puesto a su jefe, para apodarse no solo del sillon, sino tambien de su sueldo, y asi lo hizo, no solo le quito el puesto, sino que tambien se adueñó del personal.
Ella, se cambió de trabajo sin haberse sido llamada, sabia que su amiga estaba postulando para el puesto, y sin mucho que decir, ella se apoderó de un nuevo trabajo y nuevas funciones donde ella sería la encargada general. Ambos, casualmente tenian amigos en comun, a quienes los trataban muy bien y compartian muchas cosas e ideas, cada vez que conocian amigos nuevos los calificaba como bueno, peor o nada, y estas dos alternativas le eran fastidiadas y exoneradas de su entorno social.
Ella, influenciaba mucho en él, y él se dejaba influenciar mucho por ella, ambos eran tal para cual, robaban las ideas de sus compañeros de trabajo e inclusive podian quejarse con las altas cabezas de su entorno laboral. No le tenían miedo a nadie. Sabían con quien sacar provecho y con quien no.
Ambos no son debotos de religiones, ni de santos, creen en la economía, y en el crecimiento personal asi se tenga que aniquilar cabezas, tampoco creen en el amor verdadero, sólo creen en lo que ven y en lo que sienten, ambos son testarudos y humillantes, compradores compulsivos, visten y comen bien, viajan y gastan por de mas.
Hace poco ella tuvo unos fuertes dolores de cabeza, el le propuso ir al neurologo, quedaron en ir la proxima semana, antes de eso, el le propuso matrimonio, y mucho antes de eso, ellos cariñosamente se decian espositos, el le termino dando su apellido, ella insistió con el anillo de compromiso, el vestido y la futura fiesta de matrimonio y la luna de miel en Bali, con un beso en la frente accedio a todo y se fueron a comer brownies en el mismo cafe de siempre, conversando y riendo de la gente, poniendole calificacion de cero a veinte.
Los coches se chocaron desprevenidamente sin causar malestar a los fascinerosos clientes. Él, le pide disculpas, y ella también, sin mucho acorde, baja la mirada viendolo de pie a cabeza, le pide que le ayude a sacar la caja de cornflakes de la parte de arriba, él, se impina un poco y se lo entrega. Nota que lleva el mismo yogurt que el suyo, las coincidencias son pocas piensa rapidamente, e inmeditamente le hace comentario del yogurt, ella sin aspaviemientos le habla entre sonrisas y entusiasmo. Mientras que él, se perdió en el castaño claro de sus ojos, no lo dudo más, la invitó a tomar un cafe, ahi en la cafeteria del supermercado. Sorprendida y sin reparo, aceptó. Ambos empezaron a conversar del tema de los yogures y terminaron riendose del concierto de Lady Gaga.
Ella no llevaba carro consigo, pero él sí. Pagaron la cuenta del cafe y de las compras. Él le propuso llevarla a su casa, para sorpresa de ella aceptó sentandose a su lado y cambiando de cancion cuantas veces le apetecia.
Ella, se encuentra en el trabajo, sabe que en un par de horas saldrá, recordó la semana anterior que conoció aquel extraño y que le simpatizó tan bien, quería volverlo a ver, tenía su número, le envió un mensaje de texto, disimulando su anhelo de volverlo a ver. Él se encontraba en su trabajo conversando con su jefe, de pronto escuchó el celular timbrar, leyó el mensaje, frunció en ceño y con un rictus caprichoso le respondió. Por el lado de ella, leyó el mensaje de él, empleó una táctica estratégica para verlo, lo convenció para que lo acompañara a comprar vestidos para la gran fiesta de año nuevo.
Sin mucho que decir, él terminó aceptando. Ese mismo día, él fue a recogerla a la salida del trabajo, ella propuso la boutique estrategica, donde venden los vestidos más glamurosos y sexys de la ciudad. Llegaron, ella se probaba uno tras otro, mientras que el sentado y de vez en cuando parado iba observando, cambiandole el rostro, de sonrisa a maravilla, estaba tan sofocado de ver tanta mujer metida en un vestido. Finalmente, ella compró el vestido, que él le sugirio y hasta le confirmó que sería la mujer más hermosa de toda la fiesta, entre coqueteos forzosos y casuales, ella le propuso para ir la gran fiesta, pero para esa fecha él tenía un viaje reservado con tiempo. Con lástima entre los dientes, ella se despidio de él y le deseó un grandioso año nuevo.
Estando él en su viaje de año nuevo, recibió un mensaje de ella, deseandole buenos deseos pero sin dejar de lado lo divertido que estaba la fiesta y que tenía mucha razon respecto al vestido. Él, con el corazón atolondrado deseaba estar con ella en ese momento, si tan sólo el hubiera sabido que su tours no estaría tan grandioso como el de ella, no dudaría en hacerla reina esa noche o tal vez su reina de por vida.
A su regreso, él fue quien la buscó en su oficina, la invitó a cenar, conversaron y rieron mucho sobre todo, tenian muchas cosas en comun sobre todo la personalidad se hacía notar.
Exactamente estuvieron saliendo y conociendose un mes. Estando en su oficina sentado, él recibió un correo sobre ofertas de viaje a la playa, pensó un poco, que no estaría mal viajar y relajarse un poco, de pronto una luz fraccionada se le vino a la mente, se acordó de ella, sería oportuno invitarla, le envió el correo haciendole llegar la invitación, a los pocos segundos volvió a recibir el mismo correo de parte de ella, aceptando la invitación.
Estando en la playa, se contaron muchas cosas, cosas que nadie otro había sabido, sólo ellos dos en ese mismo instante. Rebotando suspiros, él la besó, no pudo resistirse, y ella tampoco.
Esa noche ambos durmieron bajo la misma cama, la misma sábana, y los mismos brazos con qué se acariciaron una y otra vez la piel que fue adentellada por aquellos labios sin pecado alguno.
Cada vez la personalidad de ambos se hacia más poderosa y calvaria para el quien los veía. Entre frases y palabras redobladas y chiquitas ella se engreía y encaprichaba con él, altiva y presumida de actitud, por momentos tenía arranques de enojo y le hacía desplamentes entre los presentes, sin importale. Él, no le tomaba interés, sin embargo estando a solas, él le decía un par de verdades que la dejaban llorando sólo para hacerse la victima, no decía más, sólo la abrazaba y la besaba pidiendole disculpas por el mal comentario.
Ambos llevaban consigo en su billetera la foto del uno del otro, era para recordar que siempre estarían juntos vayan a donde vayan. Ambos se parecian mucho, era como si el destino los hubiera juntado casualmente, casualmente se conocieron en ese supermercado donde todo es super caro.
El tenia en mente quitarle el puesto a su jefe, para apodarse no solo del sillon, sino tambien de su sueldo, y asi lo hizo, no solo le quito el puesto, sino que tambien se adueñó del personal.
Ella, se cambió de trabajo sin haberse sido llamada, sabia que su amiga estaba postulando para el puesto, y sin mucho que decir, ella se apoderó de un nuevo trabajo y nuevas funciones donde ella sería la encargada general. Ambos, casualmente tenian amigos en comun, a quienes los trataban muy bien y compartian muchas cosas e ideas, cada vez que conocian amigos nuevos los calificaba como bueno, peor o nada, y estas dos alternativas le eran fastidiadas y exoneradas de su entorno social.
Ella, influenciaba mucho en él, y él se dejaba influenciar mucho por ella, ambos eran tal para cual, robaban las ideas de sus compañeros de trabajo e inclusive podian quejarse con las altas cabezas de su entorno laboral. No le tenían miedo a nadie. Sabían con quien sacar provecho y con quien no.
Ambos no son debotos de religiones, ni de santos, creen en la economía, y en el crecimiento personal asi se tenga que aniquilar cabezas, tampoco creen en el amor verdadero, sólo creen en lo que ven y en lo que sienten, ambos son testarudos y humillantes, compradores compulsivos, visten y comen bien, viajan y gastan por de mas.
Hace poco ella tuvo unos fuertes dolores de cabeza, el le propuso ir al neurologo, quedaron en ir la proxima semana, antes de eso, el le propuso matrimonio, y mucho antes de eso, ellos cariñosamente se decian espositos, el le termino dando su apellido, ella insistió con el anillo de compromiso, el vestido y la futura fiesta de matrimonio y la luna de miel en Bali, con un beso en la frente accedio a todo y se fueron a comer brownies en el mismo cafe de siempre, conversando y riendo de la gente, poniendole calificacion de cero a veinte.
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