No, no esta bien ser impulsiva, dejarse llevar por la ira y el enojo, lo sé. Y todos estos años pasado de reflexión adonde han quedado, o sea que en un segundo se fue la compostura y entré la furia a apoderarse mi ser. No, no esta bien.
No esta bien, criticar, y lo sé. Es cierto he criticado, aun así era consciente de mis pretenciosos pensamientos. Al verla me causaba pena, y con escucharla pedir algo, sentía una mezcla de odio, o algo así como manipuladora. Una vez más repasé su decaído pelaje y cuerpo, sentí pena, o es que acaso sentía su karma, no lo sé. Por ahí me entró las ganas de ayudarla y siempre regresaba a recordarle si todo estaba bien. Por supuesto no esta bien conmigo, no se si era por pena o por cumplir con ella. Es inexplicable este sentimiento, del cual traiciona mis reflexiones y estático equilibrio. Lo pierdo como si alguien me quitara la desnudez de mi cuerpo. De inmediato, me siento descubierta, avergonzada, no quiero que nadie me vea, oculto mis sentimientos de odio, cuando hay alguien a mi alrededor. Sigo pecando, no crezco, no produzco. Estas palabras de reflexión que me hago a mi misma viene gracias a mi tranquilidad emocional, creo que mis pequeñas sobrinas tuvieron mucho que ver, hoy las vi y me olvidé de todo lo malo. Ahora que estoy en mi cama, sentada escribiendo estas lineas hago memoria de mis últimos días paranoicos y poco tolerantes hacia los demás, que me pasó, si yo no era así. Algo pasó, es cierto, pasó algo que me hizo ser así pero en verdad me cambió la vida. Ahora me pregunto si para bien o para mal, pues es una buena pregunta y mi respuesta sigue flotando en el aire.
Hemos criticado tanto de ella, me incluyo, ella no sabe nada, está perdida y lo peor de todo que necesita terapia para la memoria, porque cada vez que le pregunto, o digo o repaso las tareas del día, ella tiende a olvidarse o en caso contrario se pone lenta. Cuando he criticado detrás de ella, se me vino la imagen de un cuerpo frágil, demacrado, fuera de serie, una vez más me eché de valor para ayudarla en lo que pudiera, pero nuevamente se me vino ese sentimiento mezquino y malo.
Me he portado muy mal, fuera de mi, me desconozco, y pensar que un par de años atrás pensé distinto y ahora ya no consigo recordar la promesa que me hice acerca de dar gracias.
Soy una verdadera insoportable cada vez que mis desequilibrados sentimientos se encienden. Necesito botar aquellos sentimientos morbosos y perturbadores. Y cada vez que me inclino ante el todopoderoso pidiéndole que me conceda la paz, el fuego desaparece ante tanto alud de sollozo que invade mi cara , y en un largo respiro vuelvo hacer la misma de antes. O eso creo.
Comentarios
Publicar un comentario