S.O.S, necesito ayuda, averiguando por los tutoriales del youtube he encontrado algunos tips, los voy anotando sigilosamente con mucho esmero y esperanza sobre todo. A los pocos días salgo hacer compras, también he necesitado un par de sabilas para el tratamiento capilar, pues en el jardín tengo una centena de esa planta, a quien nadie le llama la atención, y hasta el momento se ha convertido en mi antídoto necesario, lo corto y espero que remoje. Una vez terminado comienzo con los menjunjes, parezco una bruja, echando un poco de esto y del otro, de por sí ya soy bruja, arrujada con la nariz enorme y con verrugas en la cara, así me veo cada vez que me veo al espejo. Un horror.
Llevo semanas con el tratamiento creo que está mejorando, a veces siento que no. No lo sé, he tenido que seguir buscando más ayuda, tal vez las bases para el rostro y estas puedan echarme una mano. Las compro muy ilusionada, los probaré. Los aplico, no está nada mal, se ve bien, a los pocas horas retorno al espejo, me acerco detenidamente, algo raro observo, mi piel se ha cuarteado más de lo debido, ni la base puede cubrir la imperfección. Me digo mentalmente que necesariamente tengo que ir a un medico estético, optaré por la cirugía, una limpieza facial con láser, y Botox, aunque me dicen mis amigas que mejor es el ácido hialurónico, pues no lo sé, y se que pronto pisaré la sala de cirugía estética, pero con mucha cautela, solo unos pequeños retoques en mi rostro, no quiero parecer muñeca inflable, ni mucho menos la tía Susy, ni nada de eso. Quiero ser yo, pero sin grietas en la frente, eso es todo.
Una amiga mia, me invitó hacerme gratuitamente una desintoxicación facial y consta de algas marinas, por lo que estas algas regeneran la piel, me dijo que esas grietas desaparecerán pronto en seis sesiones. Bueno pues, me animé, me echó una mascarilla de color verde, con alguna crema, y esperé cuarenta minutos, luego lo fue retirando con paños húmedos, ella me dijo; mírate al espejo. Nuevamente me acerqué al espejo critico y ponzoñoso, mientras que mi amiga me decía: mírate como has quedado, con asombro. Yo seguía ahí parada frente al espejo burlón, mientras que una vocecita penetraba mi cabeza; no hay solución cojuda, no la hay.
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