No voy a negar que esta idea me parecía absurda y vergonzosa, tanto tiempo dedicándome a mi profesión, trabajo en oficina, trabajando en buenas empresas, ganando decentemente, para luego vender helados congelados y ganar un par de soles a cambio. Vaya manera de generar ganancias, me detuve un momento, los grandes empresarios surgieron de abajo, de pronto no les cayó nada del cielo, tuvieron que trabajar en un sueño, en un realidad, para poder generar trabajo a ciento de personas. Bueno después de mi reflexión y leído un par de casos de empresarios, levanté mi voz de protesta en contra de los abusos de los trabajadores que se quedan mas de sus horas y mal remunerados. No quiero esto, quiero ser independiente, quiero ser empresaria lo recalqué. Vamos a echarle ganas para que esto funcione como debe de ser, se lo dije a mi primo.
Nuestra primera vez con nuestros helados fue una vergüenza, pero cada día que pasaba se hacia menos. Tocábamos puertas, conversábamos con los clientes, hacíamos en cuestas verbal, y al poco tiempo ganamos corazones, y paladares de la gente. Fue grandioso, entendí que el trabajo es así, en el área comercial o ventas, hay que salir a buscarlas y convencer al cliente, un trabajo que requiere sacrificio y enamoramiento. Valoré más el sentido del trabajo y por fin sentí ese sentimiento que nunca antes había sentido en mi otros trabajos. Amor y pasión. Por fin lo sentí y enserio es hermoso, a partir de esa fecha comprendí muchas cosas, ponerse en los zapatos del otro, sobre todo del señor que vende helados en su carreta, o la señora que vende agua mineral en la esquina de cada semáforo, me puse en sus zapatos que llegué a la conclusión que tal vez hubieran dicho: Por qué no estudié mejor una carrera. Di una pausa, yo si tengo una carrera, estudios, diplomados, especialización, abracé mi carrera por lo que decidí ajustarme e inclinarme a mi profesión con mucho cariño y dedicación. La abuelita, dejo de seguir produciendo y vendiendo como antes, dimos una pausa.
Ahora pasado varios meses, hemos retomado el tema, queremos que la abuelita crezca, e innove en productos, queremos que este sueño se haga realidad, así como los sueños de los grandes empresarios. Ya no queremos un juego, ni convencimientos, queremos trascender, queremos ser empresarios, queremos ser profesionales. Yo sobre todo quiero dedicarme a lo que tengo, a lo que soy y a lo quiero. No hay excusas. Si hay algo que nos convence es mejorar y comprometernos con mayor auge y cariño. La abuelita será una realidad más.
Mi vida empieza a trabajar día y noche y minimiza gastos para que tengas mayor rentabilidad y no desistas. Guisella
ResponderEliminarGracias por tu consejo Guise. Un abrazo.
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