De todos nuestros encuentros fortuitos han sido laborales, siempre laborales, viajando, acurrucada en tu pecho de mil formas, mientras que oía los inquietos latidos de tu corazón, un impacto entró por mis ojos, directo a mi cerebro, el hombre está enamorado de mí, él de verdad me quiere.
Siempre paraba viajando, iba y venía, conocía muchos países, me hablaba mucho de sus viajes. Muchas veces se lamentaba no haberme llevado, pero era arriesgado que nos puedan ver. Lo sabíamos, y sin embargo disfrutábamos del riesgo, nos reíamos de ello y del resto de la gente.
Una vez, esperó que saliera del trabajo, me envió un mensaje con las lineas "estoy en el parque, te espero". No demoraba ni quince minutos, en bajar del ascensor para correr a su encuentro. Nos fuimos a conversar en la playa, llevó una botella de vino, no hacíamos nada más que reír y contarnos anécdotas del pasado, realmente me caía como anillo al dedo. Cuando paraba de reír, me miraba seriamente y nos besamos como nunca, jamás fue respetuoso, siempre ha sido preciso y directo conmigo pero tenía su sensibilidad y romanticismo guardado detrás de esa ironía explosiva, en verdad era un hombre que alguna vez sufrió por amor y decidió entregarse por pocos.
Cuando nos conocimos el pensó que yo era como las demás, un día lo dijo cogiendo de las manos, mirándome firmemente con esa voz potente, "tu eres diferente a las demás", "donde estabas todo este tiempo", "si tan solo te hubiera conocido..." y sujeta a la ironía por los nervios, "de igual forma no te hubiera visto" le respondí con una sonrisa. Terminábamos arrastrados de amor las veces que queríamos. Me quiso tanto que no sabía como dejarme ir, aunque muchas veces dijo que encontraré a alguien y cuando lo encuentre me habrá perdido.
Esa noche la última vez que dejamos de vernos, por decisión mía. El no lo supo, pero yo sí. No quería estar atada a él, lo mejor era soltarlo y dejarlo ir, el ya tenía un sendero, mientras que yo no.
Han pasado dos años o tal vez un poco más que no lo veo, casualmente en una revista de negocios vi que el seguía recorriendo el mundo, haciendo negocios con los Europeos y Asiáticos, me dio mucho gusto por él, y hasta un poco de envidia, por que un hombre tan suelto sin mucho que esclavizarse está recorriendo el mundo y gana dinero a cambio.
Hace poquito lo vi a través del internet ofreciendo una entrevista para un diario local, está igual no ha cambiado mucho, sigue igual de convincente y asertivo hasta me entró una ligera nostalgia. En todo este tiempo he procurado no saber de ti, y por cosas de la vida te veo a ver por otros medios. Hasta me he preguntado que pasaría si nos tropezamos por casualidad, no sabría que decirte ni que hacer.
Sólo se que debido a esta experiencia me ha causado una gran sensación que no se como explicarlo.
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