En ese momento que me encontraba escribiendo la siguiente pregunta, veo a través de mi ordenador un mail bajo el nombre; Michael Cox supe que era él. Y ese me milagro -me pregunté- inmediatamente cual rayo abrí su correspondencia:
Hola
Cathy,
Veo que estás aquí en New York, lo supe porque una amiga tuya dijo que vendrías hacer una entrevista. Bueno te estoy esperando, supongo que nos volveremos a ver, o ¿no?. Espero tu respuesta.
X0X0
Michael.
Y en medio de una sonrisa, pensando: no vi vine por ti, vine por otra persona más poderoso que tú.
Respondí lo siguiente:
Hola
Sr. Michael,
Ya me di cuenta que estás acá. No me digas que has venido siguiéndome. No dejas de sorprenderme.
Coordinaré con mi agenda.
Cathy.
Y después de enviarle el mail, me acarició la idea de verlo nuevamente, de revivir aquellos tiempos cuando me recostaba en su regazo, me entró la nostalgia, pero dudaba que fuera como antes o tal vez mejor que antes. Al parecer no había cambiado mucho.
Y retomando las preguntas de mi futura entrevista, decidí descansar con las luces apagadas a pesar que los truenos estaban incesantes.
Finalmente me entreviste con el Sr. Adams solo duró cinco minutos puesto que su tiempo no daba para más. No me quedé muy contenta porque esperaba que fuera como habíamos acordado veinte minutos de su tiempo, pero como siempre nada sale perfecto.
Un llamada entraba a mi celular, era un desconocido, en ese momento no sabia si era buen o mal momento para contestar llamadas de extraños. En fin, decidí responder:
- Yo: Hola, si.
- El: Hola Cathy, soy yo.
- Yo: Uhmmm... Sr.Michael.
- El: No me digas señor, que no soy viejo.
-Yo: (sonrisa torcida)... Para que soy buena.
- El: Quiero verte, hoy mismo.
-Yo: Uhmmm... (mirando el reloj de mi mano).
-El: No te arrepentirás.
-Yo: Okay, que sea a las ocho en el bar de la 12 avenida.
-El: Allí estaré.
Llegada la noche, salí en su búsqueda, y con cierto retraso llegué, lo vi sentado cerca a la ventana que da hacia la calle. Me acerqué hacia él, tomando mucho aire puesto que no lo veía hace tres años. Tomé asiento y me saludó con cordialidad; algo retrasada en tu hora, pero no importa por ti espero el tiempo que sea necesario, me respondió. Y con sonrisa a medias le pregunté como había conseguido mi número. Es fácil, tengo mis contactos. Sonrió mirándome a los ojos.
Nos quedamos allí buen tiempo, conversando de su trabajo, yo del mío, Finalmente rozó sus manos entre las mías, y mencionó que me hizo mucha falta. Sin saber mucho que hacer ni decir, solo aspire a sonreir. Después de eso me acompañó a mi hotel, y al llegar, metió sus manos entre mis cabellos, acariciando mi nuca con tal delicadeza, que me hizo sentir viva nuevamente, y lo vi bien, ahí estaba él, no era un sueño, era real. Y mientras lo miraba, supe traducir sus más ansiados deseos. Necesito descansar le dije, mañana me depara un día agotador. Me entendió se despidió con un delicado beso y se marchó.
Aun me quedaba tres días para quedarme en New York. Me vuelve a llamar para invitarme a almorzar, no tenía mucho que perder y fuimos. Almorzamos en un restaurante hermoso, donde la comida te sirven fresca puesto que tienen sus propias hortalizas. Después de disfrutar de un rico almuerzo, fuimos a central park, caminamos mucho, tomamos agua de la fuente juntos mirándonos con bebiamos uno frente al otro, luego me dice: tienes una gota en tu mejilla, espera. y sin más reparo me dio un beso y terminó besándome completamente, caminamos así tomados de la mano, siendo más delicados uno del otro.
Al día siguiente, estaba confundida si estar con él me trae amor o ilusión. Si de verdad el quiere algo serio conmigo o es uno más de sus juegos. ¿Qué quiere conmigo el Sr. Michael?. tenía que ordenar claramente mis ideas si volverlo a ver o no. Antes que este amor que tengo crezca y sea difícil desprenderse. Nuevamente me escribió un mensaje queriendo verme nuevamente. Esta vez le dije que no, que me encontraba muy agitada y pronto regresaría a donde pertenezco. A los pocos segundos un mensaje en respuesta mía, nos volveremos a ver, te lo aseguro, te daré el tiempo que desees. El tiempo que desee me cuestioné, no es tiempo que yo quiera, sino que ambos queramos, disponibles totalmente sin limites, las 24 horas del día. No es momento, no hoy, ni mañana.
Estando en el aeropuerto, recibo un ultimo mensaje de él; nuevamente te me escapas, pero nos volveremos a ver muy pronto ¿si?. Sencillamente no respondí el mensaje el mensaje quedó ahí. Por el momento no deseo verlo, no es momento que me vuelva a ver enamorada y ahogada al mismo tiempo. Sencillamente no puede ser.
Comentarios
Publicar un comentario