Hace dos meses atrás, en mi búsqueda de nuevos proyectos laborales, llegó a mi bandeja de Linkedin esa gran oportunidad de un conocido, pero no era cualquier conocido, pues era del fundador y dueño de multiempresas y ong. Emocionada yo, respondí su solicitud con prontitud, de inmediato citamos una entrevista. Fui a la entrevista, conversamos un poco de que se trataba, inquieto me dijo que aquella área no le informaban nada de nada, ya estaba aburrido y requería de una persona que cubriera el puesto como de lugar. Le propuse por que no mejor realizar una auditoría de como se encontraba, este accedió. A los pocos día le di la respuesta de todos mis hallazgos. Propuso contrartarme de inmediato. Así fue. Por supuesto por mi parte pensé que todo estaba bien, pensé que realmente requería de mis conocimientos. Con el transcurrir de los días le dije que me era imposible entregarle lo acordado para la fecha programada. Pues este me miró fijamente a los ojos y fulminantemente me dijo que ya se había acordado, y había que cumplirlo.
Pues no fue así. Para mi desgracia los días se acercaban y era más que evidente que dicho trabajo no estaría para la fecha pactada. Cuando llegó el día se transformó en un digno dragón sin reparo. Botaba fuego de su boca, y las culebras se posaban alrededor de su cuello. Primera vez en mi vida que noté su molestia, y por lo que pude aprender de la psicología, entendí que su molestia era una mezcla de cólera y sentimientos encontrados. De aquella reunión salí asustada, y preocupada de aquella mirada, que lo único que hacía era entristecerme y preguntarme en que momento acepté esto.
Conforme iban pasando las semanas, me acordé de Zoila, mi amiga y quien en algún momento fue mi psicóloga, mi fin no era una cita, sino visitarla puesto que nos hicimos amigas.
Llegó el día de visitarla, conversamos mucho y le comenté sobre este trabajo que tristemente me di cuenta que todo está un patas arriba, ella me dijo que él me persuadió y yo me dejé, el consuelo es que a la próxima ya sabía y no me volvería a pasar. Después de aquella conversación con te y galletas. Salí más pensativa que nunca.
A los pocos días aquella persona que en algún momento sentí admiración pasó a mi lista negra de aquella gente que no tiene ni una pizca de educación y como jefes son perversos e injustos. Conversamos y dijo que prefería contratar a un tercerizado. No me opuse, acepté, lo único que me pidió fue que me quedará un mes más con él, tontamente acepté, una vez más caí en su despiadado plan.
Llegó el fin de mes, nunca me pagaron, insistí a la señorita de recursos humanos y lustra botas del jefe vulgar, ésta salió a favor del propietario. Lo único que hacían era patearme, y culparme de daños que jamás los cometí, y del cual los cometió su anterior empleador. Pienso que como nunca le dijo en su momento, ahora me los dice a mí y se excusa que soy la responsable de todo. La persona tercerizada del puesto, me da la razón y me apoya, yo no soy responsable de nada, puesto que no tengo nada.
Entonces me encuentro con ganas de aparecer en otro lugar para desintoxicarme de todo lo malo y perverso, pero también siento la necesidad de cambiar algo, y a su vez pensar en que haré, sin echarle tierra al tema remunerativo o que se encargue la justicia. De por sí ese hombre lo único que me genera es pánico y no quisiera volverlo a ver. Caras vemos y corazones no sabemos. ¡verdad!.
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