Carnaval, carnaval la alegría sin igual, es una canción muy antigua que dicho sea de paso, la he buscado en el YouTube y figura como Carnaval Limeño, de los años 1930, es impresionante cuantos años han pasado y sigue vigente para recuerdos de muchos.
En mi caso, era 1989 y aun estaba pequeña, recuerdo que cada vez que iba a la casa de mi tía, ella prendía la radio y en temporada de carnavales siendo el medio día, ella nos permitía, a mi primo y a mi jugar a los carnavales en el patio trasero, con nuestros globos llenos de agua, mientras nosotros nos divertíamos, y de pasada nos dábamos un merecido baño de agua de caño, generó en mí que guardé una festiva melodía del carnaval.
Conforme iba creciendo el patio de la casa de mi tía se fue haciendo más chico, y pasé de tirar globos al aire, a tirar globos a la gente desde la tarde hasta la noche. Me encontraba en la azotea con mi balde lleno de tan coloridos globos, le lanzaba a quien pasara, sea hombre o mujer, sea joven o adulto, e inmediatamente me escondía, tenia muy buena puntería y podía visualizar de reojo como la gente volteaba para saber quien había sido, era un arte de magia, lleno de intriga, nunca me descubrieron felizmente y con mucho orgullo lo escribo.
Los tiempos fueron pasando y la divertida azotea no era suficiente. Pasé a reunirme con el resto de mis primos paternos y amigos de ellos. Todo era un loquerío, el agua no bastaba, sino que también nos embarrábamos, los hombres más intrépidos, cogían a una de las chicas por los pies y los brazos y la lanzaban al charco de barro, no era suficiente, sacaban lo que encontraban de la cocina; harina, huevos, cera, betún, temperas, la idea era que todos salgan no solamente sucios sino que también golpeados, moreteados y gracias a Dios no hubieron fracturas, ni roturas de algún sensible hueso.
Éramos terribles, y nos gustaba lo que hacíamos a pesar que al día siguiente nuestro cuerpo pagaba las consecuencias con cada dolencia.
Fuimos creciendo y poco a poco los chicos del ayer, ese grupazo que se juntaban en las calles fueron desapareciendo, ya no he visto gente tan entusiasmada por los carnavales.
Ahora los carnavales son "light", un par de temperas por aquí y por acá, ubicación playa del sur, sonrían, caritas pintadas por carnavales.
Hace muchos años que no festejo los carnavales como antes, pero a consecuencia de ello he aprendido a llevar los carnavales por dentro, haciendo mi propia comparsa, llevando mi paso marcial de camino en camino, con la risa al aire, Febrero es un buen mes, pero el año lo es todo.
En mi caso, era 1989 y aun estaba pequeña, recuerdo que cada vez que iba a la casa de mi tía, ella prendía la radio y en temporada de carnavales siendo el medio día, ella nos permitía, a mi primo y a mi jugar a los carnavales en el patio trasero, con nuestros globos llenos de agua, mientras nosotros nos divertíamos, y de pasada nos dábamos un merecido baño de agua de caño, generó en mí que guardé una festiva melodía del carnaval.
Conforme iba creciendo el patio de la casa de mi tía se fue haciendo más chico, y pasé de tirar globos al aire, a tirar globos a la gente desde la tarde hasta la noche. Me encontraba en la azotea con mi balde lleno de tan coloridos globos, le lanzaba a quien pasara, sea hombre o mujer, sea joven o adulto, e inmediatamente me escondía, tenia muy buena puntería y podía visualizar de reojo como la gente volteaba para saber quien había sido, era un arte de magia, lleno de intriga, nunca me descubrieron felizmente y con mucho orgullo lo escribo.
Los tiempos fueron pasando y la divertida azotea no era suficiente. Pasé a reunirme con el resto de mis primos paternos y amigos de ellos. Todo era un loquerío, el agua no bastaba, sino que también nos embarrábamos, los hombres más intrépidos, cogían a una de las chicas por los pies y los brazos y la lanzaban al charco de barro, no era suficiente, sacaban lo que encontraban de la cocina; harina, huevos, cera, betún, temperas, la idea era que todos salgan no solamente sucios sino que también golpeados, moreteados y gracias a Dios no hubieron fracturas, ni roturas de algún sensible hueso.
Éramos terribles, y nos gustaba lo que hacíamos a pesar que al día siguiente nuestro cuerpo pagaba las consecuencias con cada dolencia.
Fuimos creciendo y poco a poco los chicos del ayer, ese grupazo que se juntaban en las calles fueron desapareciendo, ya no he visto gente tan entusiasmada por los carnavales.
Ahora los carnavales son "light", un par de temperas por aquí y por acá, ubicación playa del sur, sonrían, caritas pintadas por carnavales.
Hace muchos años que no festejo los carnavales como antes, pero a consecuencia de ello he aprendido a llevar los carnavales por dentro, haciendo mi propia comparsa, llevando mi paso marcial de camino en camino, con la risa al aire, Febrero es un buen mes, pero el año lo es todo.
Recordar es vivir!!! . Virginia Torres.
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