Vi que posteó un comentario al Facebook, me pareció gracioso, hizo que le comentara de una manera sarcástica, e inmediatamente él respondió a mi comentario, una y otra vez, iban y venían, de pronto no había cuando parar, era súper gracioso, y sólo me dejó el gusto en la mano de seguir escribiéndole o tal vez me emocioné sin querer por lo que decidí poner fin a tal festivo comentario. Lo recuerdo con cariño y ambos sabemos que somos buenos amigos a pesar de todo, estamos bien.
Enrique, fue mi primer enamorado. El primer enamorado de alguna manera u otra supo llegar y saber conquistarme con mucha alegría, entusiasmo y sobre todo paciencia.
Teníamos ese algo en común que nos ligaba y eso me hacia sentir tan gemela con él.
Nos conocimos en la fiesta cachimbos de la facultad de medicina. Él, era uno de ellos, mi prima me lo presentó. Fue amor a primera vista, recuerdo que ese día en la fiesta, él me miró de lejos y respondí a su mirada tan ansiada, me sacó a bailar y yo acepté sin reproches. Él, es alto por lo que sentía un poco de vergüenza que se me viera tan chiquita al lado suyo, ni que decir que se movía al ritmo de la música de Axe Bahía que por ese entonces estaba muy de moda, me enamoré, su mirada era tan resumida en un te encontré, y de momento nos pasamos los correos ya que no contábamos en ese entonces con algún celular, solo teléfono fijo a lo mucho.
A los pocos días recibo e-mails de él, proponiéndome para verme, encontrarnos o salir a pasear alguna parte. Respondí a su llamado, le escribí, me mandaba algunos poemas del cual me eran sorpresas ingeniosas.
El día que quedamos en salir, fue a buscarme a mi casa, lo vi muy bien vestido, a pesar de nuestros cortos dieciocho años, el aparentaba de veinticinco y no dudo que me encantaba, tenia porte, inteligente, futuro medico, divertido, lo quería o tal vez en ese momento estaba confundida.
El de vez en cuando me acompañaba a la casa de algunos compañeros para hacer los trabajos, estaba siempre al cuidado mío de buena manera, les presenté a mis amigas, y a ellas les encanto, les parecía el chico apropiado para mi.
Quedamos que iría a visitarme después de sus clases, lo vi muy bien parado con su traje blanco, entre bromas y chistes, siempre tuvimos esa cosa que te invade de pie a cabeza y dices: somos almas gemelas.
Hoy esa alma, la perdí y después de casi diez años puedo decir mi alma gemela la he perdido por culpa de un pensamiento inmaduro y vago, tal vez haya sido que me dejé llevar por comentarios tontos de otras personas, tal vez para mi en ese entonces valía mas la aprobación ajena que la mía misma, que poca inteligencia tuve.
La primera vez que Enrique me besó, fue en la discoteca, mientras que el resto del grupo se nos quedo viendo, entre sonrisas acaloradas y alegrías de otros, fue romántica esa noche, bailamos hasta más no poder, entre besos y abrazos, lo quería.
Él vivía a la espalda de la casa de mi prima, por lo que se le hace accesible visitarla ya que ambos estudiaban juntos, cada vez que iba a visitarla, mi prima le avisaba que yo estaría, una de las tantas veces que fue y lo recuerdo muy bien, fue para almorzar en la casa, se quedó hasta tarde de seguro esperando alguna señal, tal vez para él no estaba claro que éramos, porque nunca le di la oportunidad de expresar mis sentimientos en su máxima expresión, siempre le dije que teníamos que terminar de prisa y el no lo entendía, y en este tiempo la verdad es que le doy la razón.
En la sala estaba aquella guitarra que alguna vez fue mía, y mi papá se la llevo en su desesperación y la prestó a uno de mis primos, total una guitarra no me hace más ni menos, pero en ese momento, Enrique cogió la guitarra y empezó a tocar y cantar, sabia tocar guitarra muy bien y tenia muy buena voz, me sentí abrumada, tonta, y no supe que hacer, solo demostré mi inseguridad e irritabilidad. Le encantaba mi cantante favorito, me encantaba que hubiera algunas cosas en común, que sea un hombre tan natural y lleno de sano amor.
Tal vez todo ello, me abrumo, me puso en el lado de las desmerecidas o de las locas tronadas de la cabeza, que piden ayuda a más de cientos y miles de kilómetros por hora.
Siento un mea culpa, por haberlo dejado, fue mi primer amor, el primer chico con quien disfrute de muchas risas y conversaciones.
Si tan sólo pudiera retroceder el tiempo, para este entonces estuviera felizmente casada con un buen hombre, cariñoso, amante de su profesión, amoroso con sus hijos y seria mamá de dos hermosas niñas, porque así hubiera sido, sino le hubiera puesto mala cara a mi primer amor, a mi primera canción de amor llamado en siglas LL - Lord Love porque así le llamaba yo.
Enrique, fue mi primer enamorado. El primer enamorado de alguna manera u otra supo llegar y saber conquistarme con mucha alegría, entusiasmo y sobre todo paciencia.
Teníamos ese algo en común que nos ligaba y eso me hacia sentir tan gemela con él.
Nos conocimos en la fiesta cachimbos de la facultad de medicina. Él, era uno de ellos, mi prima me lo presentó. Fue amor a primera vista, recuerdo que ese día en la fiesta, él me miró de lejos y respondí a su mirada tan ansiada, me sacó a bailar y yo acepté sin reproches. Él, es alto por lo que sentía un poco de vergüenza que se me viera tan chiquita al lado suyo, ni que decir que se movía al ritmo de la música de Axe Bahía que por ese entonces estaba muy de moda, me enamoré, su mirada era tan resumida en un te encontré, y de momento nos pasamos los correos ya que no contábamos en ese entonces con algún celular, solo teléfono fijo a lo mucho.
A los pocos días recibo e-mails de él, proponiéndome para verme, encontrarnos o salir a pasear alguna parte. Respondí a su llamado, le escribí, me mandaba algunos poemas del cual me eran sorpresas ingeniosas.
El día que quedamos en salir, fue a buscarme a mi casa, lo vi muy bien vestido, a pesar de nuestros cortos dieciocho años, el aparentaba de veinticinco y no dudo que me encantaba, tenia porte, inteligente, futuro medico, divertido, lo quería o tal vez en ese momento estaba confundida.
El de vez en cuando me acompañaba a la casa de algunos compañeros para hacer los trabajos, estaba siempre al cuidado mío de buena manera, les presenté a mis amigas, y a ellas les encanto, les parecía el chico apropiado para mi.
Quedamos que iría a visitarme después de sus clases, lo vi muy bien parado con su traje blanco, entre bromas y chistes, siempre tuvimos esa cosa que te invade de pie a cabeza y dices: somos almas gemelas.
Hoy esa alma, la perdí y después de casi diez años puedo decir mi alma gemela la he perdido por culpa de un pensamiento inmaduro y vago, tal vez haya sido que me dejé llevar por comentarios tontos de otras personas, tal vez para mi en ese entonces valía mas la aprobación ajena que la mía misma, que poca inteligencia tuve.
La primera vez que Enrique me besó, fue en la discoteca, mientras que el resto del grupo se nos quedo viendo, entre sonrisas acaloradas y alegrías de otros, fue romántica esa noche, bailamos hasta más no poder, entre besos y abrazos, lo quería.
Él vivía a la espalda de la casa de mi prima, por lo que se le hace accesible visitarla ya que ambos estudiaban juntos, cada vez que iba a visitarla, mi prima le avisaba que yo estaría, una de las tantas veces que fue y lo recuerdo muy bien, fue para almorzar en la casa, se quedó hasta tarde de seguro esperando alguna señal, tal vez para él no estaba claro que éramos, porque nunca le di la oportunidad de expresar mis sentimientos en su máxima expresión, siempre le dije que teníamos que terminar de prisa y el no lo entendía, y en este tiempo la verdad es que le doy la razón.
En la sala estaba aquella guitarra que alguna vez fue mía, y mi papá se la llevo en su desesperación y la prestó a uno de mis primos, total una guitarra no me hace más ni menos, pero en ese momento, Enrique cogió la guitarra y empezó a tocar y cantar, sabia tocar guitarra muy bien y tenia muy buena voz, me sentí abrumada, tonta, y no supe que hacer, solo demostré mi inseguridad e irritabilidad. Le encantaba mi cantante favorito, me encantaba que hubiera algunas cosas en común, que sea un hombre tan natural y lleno de sano amor.
Tal vez todo ello, me abrumo, me puso en el lado de las desmerecidas o de las locas tronadas de la cabeza, que piden ayuda a más de cientos y miles de kilómetros por hora.
Siento un mea culpa, por haberlo dejado, fue mi primer amor, el primer chico con quien disfrute de muchas risas y conversaciones.
Si tan sólo pudiera retroceder el tiempo, para este entonces estuviera felizmente casada con un buen hombre, cariñoso, amante de su profesión, amoroso con sus hijos y seria mamá de dos hermosas niñas, porque así hubiera sido, sino le hubiera puesto mala cara a mi primer amor, a mi primera canción de amor llamado en siglas LL - Lord Love porque así le llamaba yo.
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