Son años que lo vengo conociendo casualmente por una página de amigos qué por éste entonces, ya pasó de moda. No recuerdo exactamente como iniciamos la conversación pero si algo puedo recordar vagamente fue porque él me escribió un mensaje amical, -algo así fue-. Con el transcurso del tiempo hemos ganado muchísima confianza, e inclusive de alguna manera ha notado mi madurez y yo la suya, eso le hacía muy especial. Escribir tanto, reír de rato en rato, creo que nació una atracción.
Rubén, es ecuatoriano, trabaja para una fundación internacional, el es un hombre que me lleva más de doce años de edad, lo considero un buen amigo, hombre, padre e hijo. Él, es divorciado y tiene dos hijos pequeños a quien le ganó la custodia a su ex mujer quien no pasó tener la potestad de cuidar a sus pequeños hijos. Me parece justo, y no es que no defienda a las mujeres, pero hay casos, y el suyo fue considerable y justo.
Cada vez que me conectaba a la mensajería él me saludaba y yo le respondía feliz, con una sonrisa inmensa, me emocionaba que me escribiera. Conversamos de muchas cosas actuales, siempre ha sido un hombre culto e inteligente y sobre todo prudente es lo que más llamó mi atención.
Rubén, ha venido muchas veces a Lima, lastimosamente no podía viajar a verlo, aun estaba en los primeros ciclos de la universidad y no contaba con suficiente dinero como para viajar y salir con él, sólo para verlo y conversar. Él estaba de paso, y vino exclusivamente para el congreso sobre el tema de educación en Latinoamérica.
Él, es un hombre viajero, libre, pacífico, ama la naturaleza, le gusta la fotografía, la buena música, leer, tomar un gustoso café y sobre todo le gusta la comida peruana. Lo fui conociendo con el tiempo, al igual que él a mi. Con los años nos dimos cuenta silenciosamente que teníamos muchas cosas en común.
Le prometí una de la tantas veces que viajaría a Quito a verlo. Dando vueltas por las calles, paseando y caminando, yendo por un café o helado, esos planes siempre lo decíamos casi a diario, e imaginábamos que caminábamos de noche en algún lugar bonito de Lima o de Quito, sobre todo conversado mucho de la vida.
Se me hacía difícil viajar a Quito por tantas faenas en mi ciclo de estudiante universitaria, y al terminar la universidad, prometí una vez más que lo iría a ver.
Así pasaron algunos años, y de la mensajería, pasamos a los mensajes vía wassap, skype y llamada telefónica, no había día que no nos escribiéramos, nos mandábamos fotos de los almuerzos, o de los lugares donde estábamos en ese instante, o nos poníamos de acuerdo con las películas de cable que iríamos a ver. Los horarios de Ecuador y Perú son exactamente los mismos.
En algún momento se me pasó por la cabeza, que aunque fuera mayor que yo, podría conocerlo aun más, me atraía su inteligencia emocional, su paz y libertad, vivía literalmente solo, con sus papás e hijos.
Siempre tuve mi hipótesis sobre su vida, pero al final me puse de acuerdo que el temía juntarse con otra mujer, y que se vuelva nuevamente en un fracaso. Lo entendía perfectamente y jamás le pregunté de más, tampoco le exigí explicaciones. Tal vez eso le gustaba a él, y más que una simple atracción fue un bonito romance a kilómetros de distancia.
Cuando me encontraba en Lima, trabajando, él me escribió un mensaje diciéndome que se encontraba en Chile, y que en dos días el vuelo haría la conexión en Lima por cinco horas. Me emocioné y me parecía propicio verlo, pero no podía, el trabajo me absorbía y no tenía derecho por el momento a pedir permiso, además sumaba las horas de distancia del aeropuerto a la oficina, estaba bastante alejado, sencillamente no podía. Le expliqué que no podía verlo aunque quisiera. Él supo entender mi situación y estado, así que quedamos cuando se de la oportunidad.
Al año siguiente, se me ocurrió porque no viajar juntos a un lugar bonito, le propuse viajar conmigo a Panamá, por supuesto, que él quería, pero en ese momento se encontraba económicamente paralizado de tantos viajes realizados, le parecía una idea genial y viniendo de mí sobre todo, pero me dio algunos consejos que debería tener en cuenta en mi viaje, -y si que ayudaron-.
Una tarde de Domingo, conversamos por wassap, enviándonos fotos de los canales que estábamos viendo, y retorciéndonos de ternura con palabras cariñosas e imaginándonos juntos, con medias puestas, abrazados, viendo películas, y no hacer nada de nada durante la tarde, sólo descansar e hincharnos de paz. Esa misma tarde de pronto se me vino a la mente, su ex esposa, me contó un poco y del buen trato que quedó con ella. Hasta ahí todo bien. De pronto, una pregunta saltó a otra y luego a otra, en ese momento sólo quería ayudarlo pero creo que él se confundió y yo me sentí pérdida, el punto es que él replicó mi comentario, y yo sólo quería dejar en claro sus emociones, no fue el momento propicio, sólo me respondió diplomáticamente haciéndose de lado a la conversación.
Con los días le estuve escribiendo pero no recibí respuesta suya. Lo deje ahí, entiendo que Rubén necesita estar solo, no lo molestaré, pensé.
Llegó la navidad, pasó el año nuevo, quería escribirle pero me abstuve, finalmente me decidí, le escribí y no respondió, hasta pasado unas semana, le volví a escribir pero esta vez exigiéndole porque me dejaba de responder, si siempre hemos sido amigos, en breves minutos me respondió contándome que a raíz de la última conversación que tuvimos le dolió mucho mi comentario, no se lo esperaba y qué por el momento sentía aprecio de mi persona, aun no era el momento para conversar y no volvió a responder más. Por una última vez le respondí, y me sentí aun más confundida porque todos estos años que nos llevamos conociendo nunca hemos peleado, siempre nos hemos llevado tan bien, todos estos años ha habido una atracción mutua, y que de pronto por un comentario sin claridad, renuncie a mi amistad, no entendía, no supe exactamente el por qué, él se echaba para atrás, esta vez yo era la dolida, esta vez a mí me dolió su actitud, y sólo en breves palabras me despedí de él sin dramatizar ni ondear más el tema.
Tal vez como él dice: "en algún momento volveremos a conversar, el algún momento nos conoceremos personalmente, en algún momento será, pero ahora no". Y como digo yo para mis adentros: "en algún momento volveremos a conversar, en algún momento será, mi querido amigo Rubén".
Rubén, es ecuatoriano, trabaja para una fundación internacional, el es un hombre que me lleva más de doce años de edad, lo considero un buen amigo, hombre, padre e hijo. Él, es divorciado y tiene dos hijos pequeños a quien le ganó la custodia a su ex mujer quien no pasó tener la potestad de cuidar a sus pequeños hijos. Me parece justo, y no es que no defienda a las mujeres, pero hay casos, y el suyo fue considerable y justo.
Cada vez que me conectaba a la mensajería él me saludaba y yo le respondía feliz, con una sonrisa inmensa, me emocionaba que me escribiera. Conversamos de muchas cosas actuales, siempre ha sido un hombre culto e inteligente y sobre todo prudente es lo que más llamó mi atención.
Rubén, ha venido muchas veces a Lima, lastimosamente no podía viajar a verlo, aun estaba en los primeros ciclos de la universidad y no contaba con suficiente dinero como para viajar y salir con él, sólo para verlo y conversar. Él estaba de paso, y vino exclusivamente para el congreso sobre el tema de educación en Latinoamérica.
Él, es un hombre viajero, libre, pacífico, ama la naturaleza, le gusta la fotografía, la buena música, leer, tomar un gustoso café y sobre todo le gusta la comida peruana. Lo fui conociendo con el tiempo, al igual que él a mi. Con los años nos dimos cuenta silenciosamente que teníamos muchas cosas en común.
Le prometí una de la tantas veces que viajaría a Quito a verlo. Dando vueltas por las calles, paseando y caminando, yendo por un café o helado, esos planes siempre lo decíamos casi a diario, e imaginábamos que caminábamos de noche en algún lugar bonito de Lima o de Quito, sobre todo conversado mucho de la vida.
Se me hacía difícil viajar a Quito por tantas faenas en mi ciclo de estudiante universitaria, y al terminar la universidad, prometí una vez más que lo iría a ver.
Así pasaron algunos años, y de la mensajería, pasamos a los mensajes vía wassap, skype y llamada telefónica, no había día que no nos escribiéramos, nos mandábamos fotos de los almuerzos, o de los lugares donde estábamos en ese instante, o nos poníamos de acuerdo con las películas de cable que iríamos a ver. Los horarios de Ecuador y Perú son exactamente los mismos.
En algún momento se me pasó por la cabeza, que aunque fuera mayor que yo, podría conocerlo aun más, me atraía su inteligencia emocional, su paz y libertad, vivía literalmente solo, con sus papás e hijos.
Siempre tuve mi hipótesis sobre su vida, pero al final me puse de acuerdo que el temía juntarse con otra mujer, y que se vuelva nuevamente en un fracaso. Lo entendía perfectamente y jamás le pregunté de más, tampoco le exigí explicaciones. Tal vez eso le gustaba a él, y más que una simple atracción fue un bonito romance a kilómetros de distancia.
Cuando me encontraba en Lima, trabajando, él me escribió un mensaje diciéndome que se encontraba en Chile, y que en dos días el vuelo haría la conexión en Lima por cinco horas. Me emocioné y me parecía propicio verlo, pero no podía, el trabajo me absorbía y no tenía derecho por el momento a pedir permiso, además sumaba las horas de distancia del aeropuerto a la oficina, estaba bastante alejado, sencillamente no podía. Le expliqué que no podía verlo aunque quisiera. Él supo entender mi situación y estado, así que quedamos cuando se de la oportunidad.
Al año siguiente, se me ocurrió porque no viajar juntos a un lugar bonito, le propuse viajar conmigo a Panamá, por supuesto, que él quería, pero en ese momento se encontraba económicamente paralizado de tantos viajes realizados, le parecía una idea genial y viniendo de mí sobre todo, pero me dio algunos consejos que debería tener en cuenta en mi viaje, -y si que ayudaron-.
Una tarde de Domingo, conversamos por wassap, enviándonos fotos de los canales que estábamos viendo, y retorciéndonos de ternura con palabras cariñosas e imaginándonos juntos, con medias puestas, abrazados, viendo películas, y no hacer nada de nada durante la tarde, sólo descansar e hincharnos de paz. Esa misma tarde de pronto se me vino a la mente, su ex esposa, me contó un poco y del buen trato que quedó con ella. Hasta ahí todo bien. De pronto, una pregunta saltó a otra y luego a otra, en ese momento sólo quería ayudarlo pero creo que él se confundió y yo me sentí pérdida, el punto es que él replicó mi comentario, y yo sólo quería dejar en claro sus emociones, no fue el momento propicio, sólo me respondió diplomáticamente haciéndose de lado a la conversación.
Con los días le estuve escribiendo pero no recibí respuesta suya. Lo deje ahí, entiendo que Rubén necesita estar solo, no lo molestaré, pensé.
Llegó la navidad, pasó el año nuevo, quería escribirle pero me abstuve, finalmente me decidí, le escribí y no respondió, hasta pasado unas semana, le volví a escribir pero esta vez exigiéndole porque me dejaba de responder, si siempre hemos sido amigos, en breves minutos me respondió contándome que a raíz de la última conversación que tuvimos le dolió mucho mi comentario, no se lo esperaba y qué por el momento sentía aprecio de mi persona, aun no era el momento para conversar y no volvió a responder más. Por una última vez le respondí, y me sentí aun más confundida porque todos estos años que nos llevamos conociendo nunca hemos peleado, siempre nos hemos llevado tan bien, todos estos años ha habido una atracción mutua, y que de pronto por un comentario sin claridad, renuncie a mi amistad, no entendía, no supe exactamente el por qué, él se echaba para atrás, esta vez yo era la dolida, esta vez a mí me dolió su actitud, y sólo en breves palabras me despedí de él sin dramatizar ni ondear más el tema.
Tal vez como él dice: "en algún momento volveremos a conversar, el algún momento nos conoceremos personalmente, en algún momento será, pero ahora no". Y como digo yo para mis adentros: "en algún momento volveremos a conversar, en algún momento será, mi querido amigo Rubén".
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